27/03/2011

El lenguaje coloquial del erotismo siempre es violento

CULTURA : LA LINGÜISTA IVONNE BORDELOIS BUSCA EL NUCLEO DEL LENGUAJE EN SU LIBRO "ETIMOLOGIA DE LAS PASIONES"
De regreso en el país, analiza los significados ocultos en la historia de las palabras.
 
Alejandra Rodríguez Ballester
ESPECIAL PARA CLARIN


Poeta y lingüista, Ivonne Bordelois hizo la mayor parte de su carrera en el exterior. Ya jubilada y en la Argentina, su libro La palabra amenazada (2003) la convirtió en referente de una cruzada por el lenguaje. Allí criticaba la cultura comercial y masificante que transmite prejuicios sin delatarlos, que ejerce violencia sobre el impulso poético y vital de las palabras. Discípula de Noam Chomsky, Bordelois dice que, a esta altura de su vida, ni siquiera su formación académica le pone límites. Por eso se anima a defender ideas como la del origen onomatopéyico de muchos términos, como palabras que surgieron de algún sonido asociado a lo que nombran. Esto desafía la teoría de la arbitrariedad del signo lingüístico postulada por Saussure y por su propio maestro del MIT. Es en palabras primigenias, como "amor" o "mamá", donde encuentra un origen relacionado con el amamantamiento en distintas lenguas. Algo de eso trata su nuevo libro: Etimología de las pasiones.

En esa línea señala por ejemplo que en lenguas antiguas existía una relación entre la cólera y el deseo sexual. Y que "orgasmo" en inglés y en francés, además de "clímax sexual" significaba "ataque de cólera, violencia".

—¿Cuál es el origen de esta asociación que hoy parece no existir?

—En muchas lenguas esa conjunción se produce: la cólera asociada al deseo sexual. Eso estaba como encapsulado en una sola semilla y hay indicios de que sigue existiendo. El lenguaje coloquial del erotismo siempre es muy violento. Por ejemplo: "la volteé", "I knock her down"; son todas metáforas cruentas. En lenguas distintas aparecen, sobre todo para la mujer, metáforas muy humillantes. Hay algo que persiste en esa unión de la cólera y el Eros. Hay algo en esa lucha de gladiadores que esta presente en el lenguaje.

—Y en ciertos ámbitos, la agresión tomó connotaciones positivas; por ejemplo, "ser agresivo en los negocios".

—Si, pero en el español ser agresivo hasta hace poco era algo negativo. Cuando llegué a Estados Unidos, me impresionó que para recomendar a un candidato se dijera que era agresivo. Eso fue destilándose en el español desde el ingles. Hoy en día, tomar la iniciativa de una manera avasalladora se considera como apropiado para un hombre de negocios. Es algo típico de esta época.

—Los diccionarios son reveladores en cuestiones de género. Existe el "furor uterino" y no un equivalente para la violencia sexual del hombre.

—No se menciona a aquellos que van violando chicas por ahí, eso no tiene nombre. Se relaciona al hombre con lo racional y moderado, y a la mujer con el delirio, la manía y la histeria que tiene que ver con los ovarios. Actualmente el concepto de histeria está siendo reformulado, se considera que también es masculina, que su relación con los ovarios no existe. Da la impresión de que el lenguaje que hablamos viene de una sociedad matriarcal donde ideológicamente la mujer tenía más potencial sexual que el hombre. Esto se da vuelta cuando el patriarcado gana la batalla.

—Usted sostiene que muchas palabras se originaron en onomatopeyas, como "mamá", "amor", "love", todas relacionadas con la succión del amamantamiento...

—Yo no digo que sea todo onomatopeya, sino que hay un núcleo central que lo es. Cuando nace el hombre hablando, lo central es la onomatopeya, hablar por similitud con los sonidos producidos por los objetos que nombraba. Esto, con la expansión de la vida cultural, va perdiendo esa fuerza expresiva. El núcleo central es onomatopéyico y creo que habría que estudiar hasta dónde llega ese núcleo. En su origen los signos eran fuego, rayo, cuidado, animal, pantera, león. Tenían que ser cosas que protegían la vida, daban alimento, recordaban a la familia. Esto es una hipótesis.

—Es una hipótesis que va a contrapelo de los principios de la lingüística.

—Sí. Pero hay mucha gente que la ha defendido. Es que si uno olvida eso, no se tiene en cuenta algo muy central, es como estudiar al hombre y no reparar en que pasa nueve meses en el vientre de su madre. Es una hipótesis iluminista.


 En: http://old.clarin.com/diario/2006/12/13/sociedad/s-04301.htm

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18/03/2011

Un elefante ocupa mucho espacio

Un Elefante Ocupa Mucho Espacio


-Elsa Bornemann-


Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de circo, se decidió una vez a pensar "en elefante", esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo... ah... eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento:
Verano. Los domadores dormían en sus carromatos, alineados a un costado de la gran carpa. Los animales velaban desconcertados. No era para menos: cinco minutos antes el loro había volado de jaula en jaula comunicándoles la inquietante noticia. El elefante había declarado huelga general y proponía que ninguno actuara en la función del día siguiente.
-¿Te has vuelto loco, Víctor?- le preguntó el león, asomando el hocico por entre los barrotes de su jaula. -¿Cómo te atreves a ordenar algo semejante sin haberme consultado? ¡El rey de los animales soy yo!
La risita del elefante se desparramó como papel picado en la oscuridad de la noche:

-Ja. El rey de los animales es el hombre, compañero. Y sobre todo aquí, tan lejos de nuestras selvas...
- ¿De qué te quejas, Víctor? -interrumpió un osito, gritando desde su encierro. ¿No son acaso los hombres los que nos dan techo y comida?
- Tú has nacido bajo la lona del circo... -le contestó Víctor dulcemente. La esposa del criador te crió con mamadera... Solamente conoces el país de los hombres y no puedes entender, aún, la alegría de la libertad...
- ¿Se puede saber para qué hacemos huelga? -gruñó la foca, coleteando nerviosa de aquí para allá.
- ¡Al fin una buena pregunta! -exclamó Víctor, entusiasmado, y ahí nomás les explicó a sus compañeros que ellos eran presos... que trabajaban para que el dueño del circo se llenara los bolsillos de dinero... que eran obligados a ejecutar ridículas pruebas para divertir a la gente... que se los forzaba a imitar a los hombres... que no debían soportar más humillaciones y que patatín y que patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer entender a los hombres que los animales querían volver a ser libres... Y que patatán fue la orden de huelga general...)
- Bah... Pamplinas... -se burló el león-. ¿Cómo piensas comunicarte con los hombres? ¿Acaso alguno de nosotros habla su idioma?
- Sí -aseguró Víctor. El loro será nuestro intérprete -y enroscando la trompa en los barrotes de su jaula, los dobló sin dificultad y salió afuera. En seguida, abrió una tras otra las jaulas de sus compañeros.
Al rato, todos retozaban en los carromatos. ¡hasta el león!
Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles de los animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa rodante. El calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas... (los animales nunca supieron si fue por eso que el dueño del circo pidió socorro y después se desmayó, apenas pisó el césped...)
De inmediato, los domadores aparecieron en su auxilio:
- Los animales están sueltos!- gritaron acoro, antes de correr en busca de sus látigos.

- ¡Pues ahora los usarán para espantarnos las moscas!- les comunicó el loro no bien los domadores los rodearon, dispuestos a encerrarlos nuevamente.
- ¡Ya no vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada por nuestro delegado, el elefante!
- ¿Qué disparate es este? ¡A las jaulas! -y los látigos silbadores ondularon amenazadoramente.
- ¡Ustedes a las jaulas! -gruñeron los orangutanes. Y allí mismo se lanzaron sobre ellos y los encerraron. Pataleando furioso, el dueño del circo fue el que más resistencia opuso. Por fin, también él miraba correr el tiempo detrás de los barrotes.
La gente que esa tarde se aglomeró delante de las boleterías, las encontró cerradas por grandes carteles que anunciaban: CIRCO TOMADO POR LOS TRABAJADORES. HUELGA GENERAL DE ANIMALES.
Entretanto, Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los hombres:
- ¡Caminen en cuatro patas y luego salten a través de estos aros de fuego! ¡Mantengan el equilibrio apoyados sobre sus cabezas!
- ¡No usen las manos para comer! ¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Ladren! ¡Rujan!
 
- ¡BASTA, POR FAVOR, BASTA! - gimió el dueño del circo al concluir su vuelta número doscientos alrededor de la carpa, caminando sobre las manos-. ¡Nos damos por vencidos! ¿Qué quieren?
El loro carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció entonces el discurso que le había enseñado el elefante:
- ... Con que esto no, y eso tampoco, y aquello nunca más, y no es justo, y que patatín y que patatán... porque... o nos envían de regreso a nuestras selvas... o inauguramos el primer circo de hombres animalizados, para diversión de todos los gatos y perros del vecindario. He dicho.
Las cámaras de televisión transmitieron un espectáculo insólito aquel fin de semana: en el aeropuerto, cada uno portando su correspondiente pasaje en los dientes (o sujeto en el pico en el caso del loro), todos los animales se ubicaron en orden frente a la puerta de embarque con destino al África.
Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: En uno viajaron los tigres, el león, los orangutanes, la foca, el osito y el loro. El otro fue totalmente utilizado por Víctor... porque todos sabemos que un elefante ocupa mucho, mucho espacio...


NOTA: Este cuento, junto con todos los incluidos en el libro titulado "Un elefante ocupa mucho espacio" fue prohibido en la época del proceso militar.

En: http://www.tipete.com/userpost/arte-y-cultura/un-elefante-ocupa-mucho-espacio

16/03/2011

Los libros infantiles prohibidos por la dictadura militar en Argentina

Fragmentos del fascículo Un golpe a los libros (1976-1983)

Textos extraídos, con autorización de los editores, del fascículo Un golpe a los libros (1976-1983). Buenos Aires, Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura, 2001.
Agradecemos a Judith Gociol, coordinadora del equipo de trabajo que realizó el fascículo, las facilidades proporcionadas para la publicación de estos textos en Imaginaria.
Lecturas aptas para todo público
Si bien las prohibiciones se instalaron en todos los frentes, hubo un espacio que el ojo del censor vigiló con firmeza: el de la literatura infantil. Los militares se sentían en la obligación moral de preservar a la niñez de aquellos libros que —a su entender— ponían en cuestión valores sagrados como la familia, la religión o la patria. Gran parte de ese control era ejercido a través de la escuela, tal como demuestran las instrucciones de la "Operación Claridad" (firmadas por el jefe del Estado Mayor del Ejército, Roberto Viola), ideadas para detectar y secuestrar bibliografía marxista e identificar a los docentes que aconsejaban libros subversivos. Las indicaciones incluían:
(1) Título del texto y la editorial.
(2) Materia y curso en el cual se lo utiliza.
(3) Establecimiento educativo en el que se lo detectó.
(4) Docente que lo impuso o aconsejó.
(5) De ser posible se agregará un ejemplar del texto. Caso contrario, fotocopias de algunas páginas, en las que se evidencie su caracter subversivo.
(6) Cantidad aproximada de alumnos que lo emplean.
(7) Todo otro aspecto que se considere de interés.
                            



 
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15/03/2011

Cuando el poder llega a todos los rincones

El Libro Verde de Kadafi, un manual disparatado de lectura obligatoria

13/03/11 Habla sobre el rol de la mujer y los “problemas” de la democracia, entre otros temas polémicos.
PorMarcelo Cantelmi
Bengazi. Libia Enviado Especial 

Un entretenimiento cargado de furia en el este de Libia ha sido a lo largo de este mes encender fogatas con montañas del célebre Libro Verde.
Casi no quedan ya ediciones de este lado del país.
Este enviado ha encontrado entre las cenizas de esas piras y en las calles o las plazas que nadie limpia desde que comenzó esta rebelión, pedazos de páginas en diferentes idiomas de esta extravagante publicación con pretensiones filosóficas que el dictador Muammar Kadafi obligaba a estudiar desde la primaria a la universidad.
La obra, que consiste en un tríptico sobre “los problemas” de la democracia, la economía y formula lo que llamó pomposamente “la tercera teoría universal”, ayuda a conocer el universo profundo de este violento personaje que desde hace 42 años dicta la vida en su país.
Como su autor, el Libro Verde es una impactante mezcla de socialismo árabe, islamismo, fascismo y mesianismo que se propone como un dogma junto al Corán. Kadafi llega a sostener ahí que todos los sistemas de educación en el mundo deberían ser destruidos; repudia el cine y el teatro y los espectáculos deportivos, rechaza el alquiler de casas o el pago por el transporte de pasajeros y en una incomparable cima de machismo aclara por si hubieran dudas que “es un hecho indiscutible que las mujeres como los hombres son seres humanos”.
Cuando el dictador escribió y publicó entre 1975 y 1979 su Libro Verde, lo hizo en la idea de emular el Libro Rojo de Mao Tse Tung y dejar su marca en la historia. Lo logró, pero lo que surge del libro es una colección de incoherencias de una asombrosa megalomanía . No es, sin embargo, un texto ingenuo. Al destruir la idea de la democracia representativa y relevarla con multitud de “conferencias populares” y “comités populares”, lo que hace es atomizar la representación para sofocar liderazgos alternativos.
Aunque parezca demente, y todo lo que lo rodea tienda a confirmarlo, difícilmente un extraviado mental hubiera podido controlar 42 años un país como Libia. Este es siempre un punto que no hay que perder de vista.
Tras la revolución de 1969 con la que acabó con una monarquía corrupta, en épocas que este coronel fungía como un progresista modernizador, Kadafi creó su “Tercera Teoría Universal” , una especie de tercera posición entre marxismo y capitalismo, que rechaza el parlamentarismo, la democracia partidista, la economía de mercado y el sistema jurídico que en Occidente regula la relación entre el Estado y los ciudadanos. Se trata de un “contrato social” que, a diferencia del propuesto por Rousseau, obedece tanto a “leyes naturales” como al sistema de tribus y al esquema parental de los vínculos políticos en Libia. Por supuesto, en el diseño de Kadafi eso no iba sólo para su país sino que debería serlo para todo el mundo.
Qué dice por ejemplo de la democracia, y las mayorías en las urnas: “Con 51% de los votos se conduce a una directiva dictatorial y una democracia falsa, ya que el 49% (restante) del electorado estará gobernado por quien ellos no votaron. Eso se llama dictadura”.
“Los sistemas políticos que hoy prevalecen en el mundo son dictaduras y es evidente que ellos falsifican la genuina democracia”.
Arremete luego contra las legislaturas. “El Parlamento es una falsa representación de la gente, y los sistemas parlamentarios son una solución falsa al problema de la democracia (…) La mera existencia de un Parlamento quiere decir la ausencia de la gente”.
Hay un punto en especial notable en este planteo: “Las dictaduras más tiránicas que el mundo ha conocido han existido bajo los auspicios de los parlamentos”, dice obviando naturalmente los detalles.
Veamos algunas cuestiones de índole social, por ejemplo la libertad de expresión que en Libia, desde ya, no existe.
“La prensa es un medio de expresión de la sociedad y no el medio de expresión de una persona física o jurídica (…) No es democráticamente admisible que una persona física posea un medio de difusión o de información general (…) La prensa de la democracia es la del Comité del Pueblo”.
Y sobre la economía, apunta: “La solución definitiva la constituye la abolición del salario, la liberación del hombre de su esclavitud y el retorno a las normas naturales que han determinado la relación antes de la aparición de las clases, de las formas de gobierno y de las leyes positivas”.
El libro sostiene además que, como la vivienda es una necesidad para otros, alquilarla implica “el control de las necesidades de los demás” de modo que eso se prohíbe. Con el transporte público sostiene algo similar. “Tu medio de transporte no debe ser propiedad de otros, pues en la sociedad socialista ningún hombre o entidad tiene el derecho de poseer medios de transporte para alquilarlos, ya que ello supone el control de las necesidades de los demás”.
Vale aclarar que en Bengazi o Tobruk este enviado ha visto cantidad de ómnibus y taxis, de modo que la realidad venció a lo impráctico de esta idea.
Pero es en relación a la familia y la mujer que el Libro Verde alcanza sus niveles más insólitos.
“La mujer juega el papel de la belleza y la sensibilidad y el hombre el de la fuerza y la inteligencia”, afirma.
“El hombre es naturalmente creado fuerte y agresivo, mientras que la hembra se crea hermosa y gentil. Esto es así porque en parte es natural y porque es la regla básica de la libertad” “Las mujeres, como los hombres, son seres humanos, éste es un hecho indiscutible”, resuelve.
Para Kadafi la mujer que rechaza el embarazo, el matrimonio y la femineidad “abandona su papel natural en la vida…”.
El Libro Verde agrega también algunas profecías y máximas, que son parte de lo que alimenta la idea entre sus enemigos de que el líder libio está definitivamente fuera de sus cabales. Dice: “Hay ciclos inevitables en la historia social: la dominación del mundo por la raza amarilla, cuando llegó desde Asia, las tentativas de colonización de todos los continentes por la raza blanca. Es el turno de la raza negra de dominar el mundo”.
Dicho eso, el libro busca algún nivel filosófico, pero en el intento se extravía en un callejón críptico: “Si una comunidad viste de blanco en una ocasión triste y otra lo hace de negro, a unos les gustará el negro y a otros el blanco. Esta actitud tiene efectos físicos en las células como en los genes del cuerpo”.
Dejemos para el final el tema del teatro, los espectáculos deportivos y el cine, quizá uno de los postulados más disparatados del Libro Verde.
“Las masas que llenan a los estadios son estúpidos que no pueden hacer lo que ven”, escribe el líder. “Los beduinos no tienen interés en el teatro o los shows porque son serios e industriosos. En una vida seria, actuar es ridículo. Nadie que dirija su vida seriamente tiene necesidad de ver actores en el escenario o el cine”.


12/03/2011

La planta de Bartolo - Laura Devetach

La planta de Bartolo


Ilustración
Ilustración original de Victor Viano para la primera edición de La torre de cubos

El buen Bartolo sembró un día un hermoso cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso al calor del sol, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos colores.
Pronto la plantita comenzó a dar cuadernos. Eran cuadernos hermosísimos, como esos que gustan a los chicos. De tapas duras con muchas hojas muy blancas que invitaban a hacer sumas y restas y dibujitos.
Bartolo palmoteó siete veces de contento y dijo:
—Ahora, ¡todos los chicos tendrán cuadernos!
¡Pobrecitos los chicos del pueblo! Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban y les decían:
—¡Ya terminaste otro cuaderno! ¡Con lo que valen!
Y los pobres chicos no sabían qué hacer.
Bartolo salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:
—¡Chicos!, ¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos que venga a ver mi planta de cuadernos!
Una bandada de parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita del buen Bartolo y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.
Y así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro y ellos escribían y aprendían con muchísimo gusto.
Pero, una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los chicos. El Vendedor de Cuadernos se enojó como no sé qué.
Un día, fumando su largo cigarro, fue caminando pesadamente hasta la casa de Bartolo. Golpeó la puerta con sus manos llenas de anillos de oro: ¡Toco toc! ¡Toco toc!
—Bartolo —le dijo con falsa sonrisa atabacada—, vengo a comprarte tu planta de hacer cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas de colores.
—No —dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.
—¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
—No.
—Un circo con seis payasos, una plaza llena de hamacas y toboganes.
—No.
—Una ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.
—No.
—¿Qué querés entonces por tu planta de cuadernos?
—Nada. No la vendo.
—¿Por qué sos así conmigo?
—Porque los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.
—Te nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.
—No.
—Pues entonces —rugió con su gran boca negra de horno—, ¡te quitaré la planta de cuadernos! —y se fue echando humo como la locomotora.
Al rato volvió con los soldaditos azules de la policía.
—¡Sáquenle la planta de cuadernos! —ordenó.
Los soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silbando y gritando, y también llegaron los pajaritos y los conejitos.
Todos rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron "arroz con leche", mientras los pajaritos y los conejitos le desprendían los tiradores y le sacaban los pantalones.
Tanto y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados, gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.
—¡Buen negocio en otra parte! —gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor, tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.
Portada del libroCuento extraído, con autorización de su autora, del libro La torre de cubos (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1985, colección Libros del Malabarista).






 En: http://www.imaginaria.com.ar/17/6/la-planta-de-bartolo.htm


08/03/2011

24 de Marzo Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

 El período denominado como “Proceso de Reorganización Nacional” constituye uno de los períodos más complejos de abordar de nuestra historia. En primer lugar, porque se trata de acontecimientos recientes. En segundo lugar, porque las heridas que dejó siguen abiertas.
¿Cómo abordar entonces este período tan doloroso y complejo? Lo que preocupa es cómo abordar el tema tratándose de chicos entre 5° año y 7° año de la EGB. 
En 1976, el libro “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Isabel Bornemann, y el libro de Laura Devetach “La torre de cubos” estuvieron prohibidos por Decreto de la Junta Militar por considerarlos injuriosos, dañinos y ofensivos para los niños.
La Censura Cultural fue uno de los mecanismos de control autoritario que aplicó la dictadura militar sobre toda la sociedad. Esta Censura consistió en vigilar además de todo tipo de publicaciones (diarios, revistas y libros), obras de teatro, películas, canciones, programas de televisión, entre otros.
La prohibición de libros, editoriales y autores durante la última dictadura fue muy amplia y abarcó distintos géneros y públicos. En particular en la literatura infantil, la mirada autoritaria de aquellos años sostuvo el argumento de que la censura resguardaba a los niños de ciertas ideas consideradas “peligrosas” para el orden social.
Así los cuentos prohibidos fueron acusados de “ilimitada fantasía”, “carecer de estímulos espirituales y trascendentes”, ser “críticos a la organización del trabajo, la propiedad privada y el principio de autoridad”, poner en cuestión “valores sagrados como la familia, la religión o la patria”,  simplemente por estar en contra del gobierno militar.
Se llevaron a cabo distintos operativos que tenían como objetivo “detectar” este tipo de literatura y sacarla de circulación. Uno de los ámbitos de “control ideológico” donde estos procedimientos tuvieron fuerte presencia fue el de las escuelas y sus aulas: los maestros, los libros escolares y las actividades que allí se desarrollaban; como también en las bibliotecas y a los bibliotecarios.
La Censura de cuentos infantiles pone en evidencia cómo el autoritarismo penetró en toda la sociedad, imponiéndose en distintos espacios, limitando la libertad de pensamiento, de imaginación y de creación.
Estos cuentos fueron prohibidos durante la última dictadura, en el marco de una política de estricto control cultural que llevada a cabo por el gobierno militar, impuso la Censura como mecanismo para vigilar las maneras de pensar y de sentir de los ciudadanos.
La intención es ligar el problema de la Censura Cultural con cuestiones como la intolerancia a la diferencia y la imposición de ciertos valores como los únicos aceptables.
Trabajar desde la literatura nos ofrece otros modos de posicionarnos ante el desafío de transmitir a los más chicos lo sucedido en la historia reciente de nuestro país.
Invitar a leer este y otros cuentos forma parte de un ejercicio de memoria, que habilita un espacio para el encuentro entre generaciones. A través de este ejercicio puede tener lugar un diálogo sobre nuestro pasado reciente, su incidencia en relación con nuestro presente y las posibilidades que desde aquí puedan tejerse para la construcción de otro futuro.

                    (Los cuentos se cargarán en la próxima entrega)

Ivana Carla Munini
Lic. en Bibliotecología y Documentación

Este proyecto se llevó a cabo en el año 2007 en una Escuela Primaria, 
les ruego que citen el autor y la fuente. Gracias!

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