29/06/2011

Crece la moda del libro para jugar

La literatura infantil incorpora objetos y tecnología que permiten a los chicos realizar múltiples actividades
Domingo 26 de junio de 2011 | Publicado en edición impresa
Julieta Molina
LA NACION
 
Crece la moda del libro para jugar
Hace treinta años, la generación que hoy es adulta se emocionaba cuando al abrir un libro se formaba la cara de, por ejemplo, un león, con dos cartones que hacían ángulo y conformaban una figura de unos cinco centímetros de altura. Es lo que se llama un pop-up. Hoy, sus hijos también leen libros con pop-ups: son articuladas piezas de ingeniería en papel que llegan a los 40 centímetros de alto, compuestas por decenas de pequeñas piezas. Pero también tienen mucho más. Incorporan tecnología, y son interactivos. Es una clara tendencia: los libros para niños ya no son lo que eran.
"Un libro para jugar, un juego para leer" se lee en Los super premios, de Pablo Bernasconi. Esta afirmación resume la concepción de los libros infantiles del siglo XXI, donde un texto es acompañado de otras actividades que permiten que los niños interactúen con el libro. "Es una tendencia mundial desde hace dos o tres años; el libro es un libro juguete", afirmó Luz Enríquez, directora de la editorial El Ateneo.
"Los chicos ahora tienen muchas más inquietudes, no se conforman con el cuento clásico, están acostumbrados a hacer muchas actividades en poco tiempo", detalló Mariana Teper, mamá de Manuel, de 4 años. "Además, con los libros clásicos la actitud de los chicos es pasiva, sólo escuchan. En cambio, cuando la historia demanda su participación, porque tienen que recortar o responder a alguna pregunta, las actividades son más prolongadas y la atención también", agregó.
La oferta en libros para niños asombra a quienes hace rato dejaron atrás la infancia. En los estantes de las librerías puede verse un teclado de piano para recrear la melodía detallada en un pentagrama, globos e inflador, arcilla para hacer figuras y hornearlas, botones que relatan un capítulo, que emiten música, sonidos o que detallan consignas por realizar; pizarras donde se pueden reproducir los dibujos enseñados; imanes, papeles para realizar un origami, telares, muñequeras con "dispositivos de poder", lectores mágicos que leen los cartuchos que narran cuentos, rompecabezas, títeres de dedo, herramientas de búsqueda, cohetes de goma, tijeras, paños y pompones, proyectores, CD y muchas cosas más. Todos, dentro de un rango de precios que va desde los $ 40 a los 180.
"El desarrollo tecnológico de Oriente permite que se editen libros en texturas como cartón, goma eva, plástico o telas. Además, los producen a gran escala, lo que incide en los costos que son muy bajos. Vienen con pilas e incluyen cualquier material, el pollito se realiza con plumas, el perrito con felpa, cualquier cosa", afirmó Enríquez.
Gloria Rodrigué, dueña de la editorial infantil La Brujita de Papel, explicó: "Tanto chicos como grandes hoy hacemos todo a la vez. Los niños juegan con muchísimos elementos: libro, computadora, tablets , juguetes, van de uno al otro, y manejan todo con una rapidez impactante". Por su parte, Mariana Teper afirmó: "Creo que antes sólo se estimulaba el hábito de la lectura y ahora los libros abarcan muchas otras áreas. En un mismo cuento, hay actividades plásticas, juegos, cosas coleccionables".
Camila Frías, encargada del sector infantil de Distal Libros (sucursal Cabildo), detalló: "Los juguetes están caros y la gente prefiere comprar los libros interactivos, que acercan a los chicos a la lectura y también les brindan juegos y actividades".
Según explicaron los representantes de las editoriales, China es el país que encabeza la producción de libros y la mayoría de los que se ofrecen aquí provienen de ese país. Le siguen España, Inglaterra y Estados Unidos. La Argentina queda muchos lugares por debajo en esa lista y los que aquí se editan poseen ilustraciones y no los elementos complejos mencionados. Un excelente lugar para observar la vanguardia editorial será la 21a Feria del Libro Infantil y Juvenil, que se realizará en el Centro de Exposiciones de la ciudad, desde el 11 al 30 de julio.
"Para abaratar costos se realizan coediciones internacionales y cada país manda su texto en su idioma. Las imágenes se mantienen y luego se agregan los textos en negro. Así pueden realizarse con siete idiomas y tiradas de hasta 30.000 ejemplares", detalló Rodrigué. "En la Argentina, ha habido muchísimos avances, pero aún no tenemos ni la tecnología ni la capacidad de producir grandes cantidades", agregó.
Es evidente que los estímulos que reciben los niños con este tipo de libros distan mucho de los que generaban los de antaño. Por la variedad de ofertas como la computadora, consolas de videojuegos, películas y dibujos animados, los libros infantiles se adaptan y evolucionan para no perder terreno. "El libro no va a desaparecer, pero a partir del desarrollo tecnológico va a ser cada vez más interactivo y complejo", pronosticó Rodrigué.
En: http://www.lanacion.com.ar/1384515-crece-la-moda-del-libro-para-jugar?utm_source=newsletter&utm_medium=titulares&utm_campaign=NLCult

05/06/2011

Nuevos temas ganan espacio en la literatura juvenil

Los clásicos de ayer y de hoy / Cambios en las preferencias

Escritores y docentes respaldan que los chicos accedan a una gran variedad de textos y autores

Domingo 05 de junio de 2011 | Publicado en edición impresa
 
Alejandra Rey
LA NACION
Los tiempos cambian. Los adultos que se ufanaban de poder recitar de memoria los versos de La cautiva , de Esteban Echeverría, son, acaso, los mismos que ahora ven que sus hijos no tienen mucha idea de quién es el autor ni de la época en la que le tocó vivir. Sí, en cambio, esos chicos pueden contar largamente las peripecias del mago Harry Potter, de los habitantes de Narnia, de la propia Natacha, de Luis Pescetti, o de algún vampiro joven y atractivo que no es tan malo como Drácula.
¿Está bien o está mal que los chicos y jóvenes desconozcan lnos clásicos de sus mayores? La respuesta a esa pregunta fue unánime en todos los entrevistados por La Nacio: no está ni bien ni mal, lo que ocurre es que los clásicos de la niñez y la adolescencia cambiaron, mutaron por otros que les hablan a nuestros hijos de temas más actuales que el Mío Cid. Y que pueden convivir con aquellos títulos como Platero y yo, Juvenilia, herencia de otras generaciones.
Guillermo Martínez, uno de los escritores más leídos por grandes y chicos, es tajante a la hora de responder. "Creo que el colegio secundario debe servir de introducción a toda la literatura. Para esto una condición indispensable es que lean muchos libros, no menos de 100 a lo largo de los cinco años, fácil de lograr si toda hora libre se transforma en hora obligatoria de lectura".
Esto ocurre en varios colegios privados del país: una vez a la semana tienen "Biblioteca", donde los chicos del primario y secundario leen y comparten historias y libros guiados por un profesional, y comienzan a descubrir a autores como Lewis Carroll ( Alicia en el País de las Maravillas ) y el siempre vigente Chesterton.
"Me parece que cualquier selección de literatura para adolescentes debería incluir la dimensión del sexo, de la novela de aventuras, de la novela filosófica, de ideas, incluso de la novela romántica", dice Martínez.
La escritora Liliana Heker cuenta que el Quijote fue para ella una tortura durante el secundario, y se pregunta quién les propone a los chicos los textos para leer y cómo. "Un maestro no puede comunicar a sus alumnos la pasión por la lectura si él mismo no conoce esa pasión. Antes que preguntarse si un alumno de primer año está en condiciones de leer a Borges, uno debería saber si el docente lo lee y lo disfruta, si sabe y quiere comunicar con pasión ese disfrute y si, aun en ese caso, está preparado para que varios de sus alumnos le digan que Borges no les gusta, que tal vez prefieren a Arlt, Cortázar, Abelardo Castillo o Roberto Fontanarrosa. ¿Por qué no? La lectura es, ante todo, un acto de libertad."
Heker defiende los cinco tomos que acaba de publicar y regalar a las escuelas públicas de todo el país el Ministerio de Educación. Y también el compendio de 300 libros, donde los docentes podrán leer una especie de resumen del libro que se sugiere y de autores que van desde Paul Auster hasta Vinicius de Moraes, pasando por Norma Huidobro e Isidoro Blaisten.
Entonces la pregunta es saber qué puede atraer a los chicos, como a los mayores los atraía de adolescentes Julio Verne, por ejemplo. "En esta época hay temáticas que atrapan: el misterio, el suspenso, el amor, la aventura, la ciencia ficción, las relaciones entre pares y entre padres, el divorcio, la droga, la anorexia y la bulimia, la violencia, la falta de afecto, el abandono. Y hay buena literatura sobre estas temáticas", dice la profesora de letras Susana Itzcovich.
Especializada en el tema, Itzcovich propone incentivar la lectura con soportes como el cine o la historieta. "Si luego el chico decide leer el original está bien, pero lo importante es que lea una versión en otro medio. Hay mucho cine basado en autores clásicos. ¿Por qué no utilizarlo?".
Inés Herrera de Flamenco dicta Prácticas del Lenguaje a chicos de 12 y 13 años en el colegio San Luis de Victoria. Fue maestra de la nieta de Costa Gómez, uno de los protagonistas de Shunko , de Jorge W. Abalos, libro que ella sigue enseñando, aunque no esté sugerido en los programas. "Es que ese libro habla de los valores, de la aceptación del otro", dice.
Si bien los clásicos aún son publicados por las grandes editoriales, suelen ser caros, y los padres, apremiados por problemas económicos, prefieren ediciones baratas, sin prólogos explicativos ni pies de páginas, que no cuestan más de 10 pesos. "La cuestión clave es que los chicos logren ver dentro de la literatura todos los mundos posibles y tan diversos que pueden encerrar los libros. Yo incluiría a Henry James, Borges, Kafka, Italo Calvino, Cortázar, Arlt, Piglia y Castillo en la escuela", apunta Martínez.
Es decir, nada es blanco o negro. "Los clásicos van y vienen, y en eso tienen mucho que ver los mayores y lo que leen -dice-porque los chicos los retoman", dice Pablo Medina, de La Nube, esa fantástica biblioteca que alberga, en el barrio de Chacarita, más de 60.000 volúmenes.
Es que en la literatura hay joyas que esperan que los chicos entren en ese mágico e inagotable mundo de la ficción contada con letras grandes.


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