Sueño nupcial
Y, cual la gota se desprende lenta
De la hoja cuando amaina la tormenta,
La pasión fue atenuando su latido.
Esponsal que aún su dulce aroma alienta,
En los ardientes labios se aposenta,
Ansia y dolor, un ósculo encendido.
En su deriva los sumió un sereno
Sueño y sus cuerpos navegaron bellos
Entre el rielar de acuáticos destellos.
Como un naufrago inmenso fuese el día
Y al despertar de aquel hechizo ameno
A su lado, ho milagro, ella seguía.
De: La casa de la vida. Editorial Pretextos
En: Revista adn cultura La Nación, 27/04/2012
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