"Hay quienes no pueden aflojar sus propias cadenas y sin embargo
pueden liberar a sus amigos.
Debes estar preparado para arder en tu propio fuego:
¿cómo podrías renacer sin
haberte convertido en cenizas?”
Así habló Zaratustra
Resumen del libro:
Diciembre de 1882, la joven deslumbrante Lou Salomé concierta una misteriosa cita con Josef Breuer, célebre médico vienés, con el objeto de salvar la vida de un tal Friedrich Nietzsche, un atormentado filósofo alemán, casi desconocido pero de brillante porvenir, que manifiesta tendencias suicidas. Breuer, influido por las novedosas teorías de su joven protegido Sigmund Freud, acepta la peligrosa estrategia que Salomé le propone – psicoanalizar a Nietzsche sin que éste se de cuenta - , sin saber que por su parte es víctima de una intriga personal tramada por la mujer.
Esto me impactó del libro:
“ – Nietzsche es extraordinariamente sensible a toda cuestión de poder. Rehusaría implicarse en un proceso que percibiría como una entrega de poder a otra persona. En cuanto a su filosofía, se siente atraído por los griegos presocráticos, en particular, con la idea de Adonis, la creencia de que desarrollamos nuestros dones naturales sólo a través de la lucha, y desconfía por completo de los motivos de quien da de lado la lucha y se las da de altruista. En estas cuestiones, su maestro es Schopenhauer. Cree que nadie desea ayudar a nadie; lejos de ello, la gente sólo desea dominar a los demás e incrementar su poder. Las pocas veces que ha cedido poder a otros ha terminado sintiéndose devastado y furioso. Le ocurrió con Richard Wagner. Y creo que ahora le está ocurriendo conmigo”.
(Así le habló Lou Salomé al Dr. Breuer sobre la humanidad de Nietzsche y los puntos débiles)
… “Dejó el espejo en el escritorio. ¡Le quedaban cuarenta y dos años! ¿Cómo soportaría cuarenta y dos años más? Cuarenta y dos años mirando sus ojos envejecidos. ¿No había manera de escapar de la prisión del tiempo?... “
“… Cumplir los cuarenta ha hecho pedazos la idea de que todo era posible para mí. De repente, he entendido el hecho más obvio de la vida: que el tiempo es irreversible, que mi vida es finita.”
(Josef Breuer atemorizado por el paso del tiempo)
“ - ¡Lo sagrado no es la verdad, sino la búsqueda que cada cual hace de su propia verdad! Hay quien asegura que mi obra filosófica está construida sobre arena: mis opiniones cambian sin cesar. Pero una de mis frases de granito dice: ‘Llega a ser quien eres’. ¿Y cómo puede nadie descubrir quién y qué es sin la verdad?…”
(Friedrich Nietzsche)
“ – ¿La esperanza? ¡La esperanza es el peor de todos los males! – exclamó Nietzsche –. En mi Humano, demasiado humano sugerí que, cuando se abrió la caja de Pandora y escaparon los males que en ella había guardado Zeus, quedó, sin que nadie lo supiera, un último mal: la esperanza. Desde entonces, el hombre ha considerado la caja y sus contenidos esperanzadores como un cofre de la buena suerte. Pero olvidamos el deseo de Zeus de que el hombre siga atormentándose a sí mismo. La esperanza es el peor de los males porque prolonga el tormento.”
“… Obsérvelo con una mirada más penetrante y verá que la lujuria también es un deseo de dominar a todos los demás. El ‘amante’ no es el que ‘ama’, sino el que busca la posesión del ser amado. Desea excluir al mundo entero de su precioso bien. Es tan mezquino como el dragón que custodia su dorado tesoro. No ama el mundo. Por el contrario, las demás criaturas vivas le son totalmente indiferentes…”
(Sostenía Nietzsche en una de las tantas conversaciones con Breuer)
“Nietzsche añadió:
–Quería decir que, para poder tener una relación con otra persona, uno debe tener una relación consigo mismo. Si no somos capaces de abrazar nuestra propia soledad, utilizaremos al otro como escudo contra nuestra soledad. Sólo cuando es posible vivir como el águila, sin público, se puede amar a otra persona; sólo entonces puede importarle a uno lo que la otra persona crezca…”
“Hay que tener caos y frenesí en el interior
para dar a luz una estrella danzarina”.
Friedrich Nietzsche
De: Yalom, Irvin. El día que Nietzsche lloró. Buenos Aires : Ediciones Booket, 2009.