Martes 22 de noviembre de 2011 | 16:35
A pesar del auge de los dispositivos
electrónicos como el Kindle de Amazon, algunos padres optan por
compartir la lectura de las tradicionales ediciones en papel con los más
chicos
Los libros impresos quizás estén siendo
asediados desde el nacimiento de los libros electrónicos (ebooks, en
idioma inglés), pero cuentan con tenaces aficionados en un grupo en
particular: los niños y quienes comienzan a caminar. Sus padres insisten
en que esta próxima generación de lectores pase sus primeros años de
vida usando las ediciones impresas.
Esto es así incluso con aquellos padres que son acérrimos aficionados a descargar libros en dispositivos como el Kindle , la iPad, en notebooks e incluso en teléfonos móviles. Ellos abiertamente reconocen su doble estándar digital, y lo hacen
diciendo que desean que sus hijos estén rodeados de libros impresos para
que experimenten la sensación de pasar las páginas, físicamente, a
medida que aprenden sobre formas, colores y animales.
Asimismo, los padres afirman que les agrada acurrucarse
con su hijo y un libro, y temen que un aparato brilloso pueda llevarse
toda la atención. Además, si el pequeño regurgita, probablemente sea más
fácil limpiar un libro que una tableta.
"Es algo íntimo; es la intimidad de leer y tocar el
mundo. Se trata del asombro que veo en ella cuando toca una página
conmigo", dijo Leslie Van Every, de 41 años, una leal usuaria de Kindle,
en San Francisco, cuyo esposo, Eric, lee en su iPhone. Pero para su
hija de dos años y medio, Georgia, los libros impresos, apilados y
también esparcidos por toda la casa, constituyen la única opción.
"Ella lee únicamente libros impresos", afirmó la señora
Van Every. Y agregó con una sonrisa que ella misma trabaja en una
compañía digital: CBS Interactive. "¡Uy!, qué vergüenza".
A medida que el mundo de los libros para los adultos se
torna digital a un ritmo más rápido que lo que las editoriales
esperaban, las ventas de los libros electrónicos vinculadas con los
títulos para niños menores de 8 años apenas se han movido. Representan
menos del 5 por ciento de las ventas anuales totales, según estimaron
diversas editoriales, en comparación con más del 25 por ciento
registrado en algunas categorías de libros para adultos.
También se compran muchos libros impresos para regalar,
ya que el placer de recibir una tarjeta de Amazon de regalo se pierde en
la mayoría de los niños de 6 años.
Los libros para niños también constituyen un detalle
estimulante para las librerías de "carne y hueso", porque los padres con
frecuencia desean hojear un libro entero antes de comprarlo; algo que
generalmente no pueden hacer con la versión en Internet. A través de un
estudio encargado por HarperCollins en el año 2010, se descubrió que los
libros que se compran para niños de 3 a 7 años frecuentemente eran
descubiertos en una librería local (el 38 por ciento de las veces).
Y aquí aparece una pregunta para un debate de la era
digital: ¿Se pierde algo al tomar un libro con ilustraciones y
convertirlo a un libro digital? Junko Yokota, profesor y director del
Centro de Enseñanza a través de Libros para Chicos, en la Universidad
Nacional Louis, en Chicago, considera que la respuesta es sí, porque la
forma y el tamaño del libro con frecuencia son parte de la experiencia
de leer. Las páginas más anchas podrían ser utilizadas para transmitir
la idea de paisajes amplios, o se podría escoger un formato más alto
para las historias sobre rascacielos.
El tamaño y la forma "se tornan parte de la experiencia
emocional, la experiencia intelectual. Hay mucho que no se puede
estandarizar y colocar en un formato electrónico", expresó Yokota, quien
ha dado conferencias sobre cómo decidir cuándo un libro para niños es
más apropiado para el formato digital o para el impreso.
Las editoriales afirman que gradualmente están
incrementando la cantidad de libros impresos con ilustraciones que
convierten a formato digital, aun cuando esto implica mucho tiempo y
gasto de dinero, y los desarrolladores han estado ocupados creando
aplicaciones interactivas de libros para niños.
Mientras que se espera que el ingreso de los nuevos
dispositivos para tablet de Barnes & Noble y Amazon, este otoño
(boreal), incremente la demanda de libros electrónicos para niños,
diversas editoriales señalaron que mantienen la esperanza de que muchos
padres todavía continúen prefiriendo las versiones impresas.
"Definitivamente hay una predisposición a imprimir", dijo
Jon Yaged, quien es el presidente y editor de Macmillan Children's
Publishing Group, firma que sacó a la venta "The Pout-Pout Fish" ("El
Pez que Hacía Pucheros"), de Deborah Diesen y "On the Night You Were
Born" ("La Noche en Que Naciste"), de Nancy Tillman.
"Y los padres son las mismas personas que no tendrán
reparo alguno en comprar un libro electrónico para ellos mismos", agregó
Yaged.
Eso sucede en la casa de Ari Wallach, un empresario de
Nueva York, obsesionado con la tecnología, quien se dedica a ayudar a
las compañías a actualizar su tecnología. Él mismo lee en Kindle, iPad y
en iPhone, pero la habitación de sus mellizas está repleta de libros
impresos únicamente.
"Sé que soy ludita, pero hay algo muy personal respecto
de un libro que no aparece en los archivos de un iPad, algo que está
conectado y que es emocional, algo con lo que crecí y con lo que deseo
que ellas crezcan", afirmó Wallach.
"Reconozco que cuando tengan mi edad, será difícil
encontrar un libro impreso", agregó. "Dicho eso, siento que aprender con
libros es un rito de iniciación tan importante como aprender a comer
con utensilios y a controlar esfínteres".
Algunos padres no desean hacer el cambio incluso con sus
hijos en edad escolar. Alexandra Tyler y su esposo leen en Kindles, pero
para su hijo Wolfie, de 7 años, eligieron todos libros impresos.
"De alguna manera, creo que es diferente", dijo ella.
"Cuando lees un libro, un libro adecuado para niños, todos los sentidos
están involucrados. Ese acto les enseña a dar vuelta la página
correctamente. Sientes el olor del papel, lo tocas".
Existen muchos programas de software que profesan que
ayudan a los niños a aprender a leer por ejemplo diciendo en vos alta
una palabra resaltada o mencionando una ilustración. No todos los padres
los compran. Matthew Thomson, de 38 años, quien se desempeña como
ejecutivo en Klout, un sitio de medios sociales, probó dicho software
para Finn, su hijo de 5 años. Pero él cree que su hijo aprenderá a leer
más rápidamente con los libros impresos. Además, las alarmas y los
silbidos de un iPad se convierten en una distracción.
"Cuando nos vamos a la cama y él sabe que es la hora de
leer, dice: 'Juguemos un poco a Angry Birds'", contó Thomson. "Si usa el
iPad, no lee, va a querer jugar más. De modo que la concentración para
leer se esfuma".
© NYT Traducción de Angela Atadía de Borghetti.
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