25/10/2014

El manuscrito Voynich y otros libros raros - Posted in Libros y edición By María Benitez On septiembre 22, 2014


Uno de los libros raros más extraordinarios que ha llegado hasta nosotros a través de la historia es el Manuscrito Voynich. A primera vista no es más que un pequeño libro de finales del medievo, escrito con tinta negra sobre pergamino, al que le faltan algunas páginas. Sus ilustraciones en color, extensas y abundantes (aunque no excesivamente cuidadas), parecen acompañar a lo que sería un texto de farmacopea, botánica y/o ciencias aplicadas. Y digo parecen porque hasta el momento nadie ha sido capaz de descifrar su contenido.
Supuestamente confeccionado en el norte de Italia (debido a unas ilustraciones que reflejan una arquitectura muy característica de esa zona en la época que se supone que fue redactado), fue escrito, según la prueba del carbono-14, a principios del s.XV. Sabemos que el anticuario Wilfrid Voynich, del cual recibe su nombre, se lo compró a un monasterio falto de liquidez a principios del XX. Actualmente es propiedad de la Universidad de Yale, que lo guarda celosamente en su Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos.
Plagado de símbolos desconocidos, el Manuscrito Voynich ha supuesto desde hace siglos un reto tanto para lingüistas como para criptógrafos. No se sabe a ciencia cierta si se trata de un intrincado código secreto, una lengua precolombina hoy desconocida o, entre muchas más posibilidades, un método de transcripción de idiomas que utiliza un alfabeto diferente al latino, como el hebreo o las lenguas asiáticas.
Desde hace tiempo, y ante la incapacidad de resolver el enigma, se llegó a la conclusión de que no era más que un fraude, un texto aleatorio sin sentido. Se dice que pudo ser compuesto por algún ocultista y estafador del siglo XVI que pretendía vender el manuscrito a buen precio a algún rey anhelante de raros tesoros como Rodolfo II de Bohemia, tanto por lo extraordinario del contenido como por hacerlo pasar por una obra desconocida del científico Roger Bacon, muy admirado en esa época. Igualmente se comenta que el propio Voynich pudo haber aprovechado sus conocimientos de textos antiguos y el material a su alcance para venderlo como una increíble reliquia de mucho valor.
Sin embargo, recientes investigaciones, como la del profesor Marcelo Montemurro de la Universidad de Manchester, han analizado los símbolos y han llegado a la conclusión de que el texto cumple la ley de Zipf (ley de distribución de las palabras en los lenguajes naturales). Igualmente ha comprobado que, según la sección de que se trate, unas “palabras” se repiten más que otras, como tratando de un tema. Gracias a estas evidencias se confirmaría que no se trata de signos aleatorios ni de una lengua inventada.
En este caso nos quedarían las opciones de cifrado (tal vez para ocultar prácticas científicas que en el momento pudieran haber sido tildadas de herejía) y la de transcripción de una lengua hoy por hoy desaparecida. En referencia a esta última opción, cobraría fuerza la tesis de un idioma extinto de centroamérica si se consiguiera ligar las ilustraciones que contiene el manuscrito con plantas de la zona planteada. Sin embargo, un investigador ruso también propone que las letras fueron tomadas de un antiguo alfabeto eslavo y las ilustraciones se corresponden con plantas de una zona de Rusia.
Así mismo, un profesor de lingüística aplicada de la universidad británica de Bedfordshire anunció a principios de este año que había logrado descifrar varias palabras del texto siguiendo una metodología similar a la que se utilizó a la hora de descifrar los antiguos jeroglíficos. Por el momento sólo ha logrado identificar diez palabras. El tiempo dirá qué pasa con el resto.

Otros libros raros: códices Rohonczi, Copiale y Seraphinianus

Menos conocido es el Códice Rohonczi, nombre que deriva de la ciudad de Hungría en la que permaneció hasta principios del s.XX. Volumen de pequeñas dimensiones y en torno a las 450 páginas, se calcula que también fue confeccionado en la primera mitad del s. XV. Sus ilustraciones, sin color y bastante caricaturescas, reflejan escenas religiosas, militares y civiles, al igual que símbolos tan dispares como la cruz, la media luna y la swastika (en su concepción anterior al nazismo). Se dice que el texto podría sugerir una sociedad multicultural con libertad de culto.
De autor anónimo, presenta tal cantidad de elementos entre números, símbolos desconocidos y letras, que se ha sugerido que se trate de un silabario y no un alfabeto. Por supuesto que se alzan las voces discordantes que atribuyen el texto a un posible falsificador: Sámuel Literáti Nemes, quien vivió en el s.XIX y era conocido por esta clase de trabajos. Pero las teorías que imperan son las de una lengua eslava o incluso hindú, tanto codificadas según un código secreto como no.
Más suerte han tenido los estudiosos del Código Copiale, procedente de Alemania y redactado durante la segunda mitad del s.XVIII. Hoy se encuentra en una colección privada. Encuadernado en oro y papel brocado verde, sus más de 100 páginas están escritas en una bella caligrafía que combina símbolos desconocidos y caracteres griegos y latinos. Su nombre deriva de la única palabra legible, Copiales.
En 2011, el profesor Kevin Knight, del Instituto de Ciencias de la Información de Marina del Rey en California se alió con otros profesores de filología y lingüística de la Universidad de Uppsala, en Suecia. Ayudados por un ordenador, lo primero que hicieron fue transcribir los símbolos para posteriormente poder analizar las frecuencias de las letras y localizar patrones. Casualmente se descubrió que los símbolos desconocidos no tenían ninguna función y los caracteres latinos indicaban espacios. A continuación se calculó la frecuencia de repetición de las letras en idioma alemán y se contrastó con la frecuencia de repetición de los caracteres que quedaban.
Así pues, después de algún pequeño ajuste, apareció ante ellos un texto en alemán antiguo que contiene el código de una sociedad secreta de mediados del s.XVIII. Esto tiene sentido ya que en algunos países la pertenencia a este tipo de asociaciones era duramente penada por atentar contra las creencias imperantes. Las tres partes del Códice Copiale contienen simplemente información sobre el rito de iniciación, la masonería y sus bases esotéricas.
Finalmente me gustaría hacer una mención al extraño Codex Seraphinianus. Publicado a finales de los años 80 después de más de dos años de trabajo. Su autor es el arquitecto y artista Luigi Serafini y su intención al confeccionar este volumen era la de hacerle vivir al lector adulto la misma sensación que tiene un niño que todavía no sabe leer al explorar un libro por primera vez. Es por eso que la cuidada caligrafía no refleja más que un lenguaje aleatorio, inventado, que no pretende ocultar nada, por mucho que algunos vean códigos secretos. Es cierto, como comenta el autor, que existe un pequeño juego en cuanto a descifrar el código numérico de las páginas, pero nada más.
Así que el único medio que tenemos de aventurar de qué podría haber tratado el libro son sus ilustraciones. Surrealistas, cuidadas, con gran influencia de pintores como Dalí o incluso el Bosco, Serafini plasma la realidad de un mundo inventado, un universo multicolor a veces muy inquietante. Visto lo visto, también podríamos considerarlo una parodia de los que se obsesionan con textos como el manuscrito Voynich sin lograr localizar la respuesta porque el mundo al que pertenece ya no existe o está muy lejos de nosotros.

21/10/2014

Herramientas gratuitas para preparar las clases

Os proponemos una selección de herramientas gratuitas para el aula, con las que podréis elaborar materiales educativos para las distintas asignaturas. Estaríamos encantados de que compartierais con nosotros las que utilizáis en vuestro día a día.

Caza del tesoro Aula 121.net1.Caza del tesoro Aula 121.net: Las webquest y cazas del tesoro son útiles herramientas que, entre otros beneficios, favorecen el trabajo cooperativo y la autonomía del alumnado. La propuesta de Aula 121.net se caracteriza por su sencillez de uso y la posibilidad de consultar un ejemplo en el caso de cualquier duda.
Educaplay2. EducaplaySe trata de una plataforma de actividades educativas multimedia que propone diversos tipos de actividades tanto para el aula como para casa: mapas interactivos, dictados, crucigramas, sopas de letras, ejercicios de completar, tests… son algunas de las opciones disponibles. Además, los profesores tienen la opción de integrar los recursos generados en plataformas eLearning y registrar los resultados de las actividades y evaluaciones realizadas.
Thatquiz3.ThatquizEsta propuesta es útil para elaborar ejercicios relacionados con el organismo (anatomía y células), geografía (Europa, Asia, África y América) y vocabulario para el estudio del español y lenguas extranjeras como el alemán y el inglés. También hay espacio para las matemáticas, con actividades dedicadas a la geometría, la aritmética, la probabilidad, gráficas…
Cuadernia4.Cuadernia‘Cuadernia’ es el nombre de la herramienta que ofrece la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla- La Mancha a los profesores para crear y dar a conocer sus materiales educativos. Una de sus características más importantes es el editor de cuaderno que incluye textos, vídeos, actividades evaluables, escenas de realidad aumentada y animaciones flash, entre otras opciones.
Pancho y la máquina de hacer cuentos5.Pancho y la máquina de hacer cuentosEste programa, de utilidad para el alumnado de Primaria, permite que los estudiantes creen sus propios cuentos de forma sencilla y entretenida. Tienen que seleccionar las escenas y los personajes que más les gusten (entre una serie de opciones) y acompañar la historia de una melodía. A continuación, escribirán un pequeño texto y un título para su cuento.



En: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/herramientas-gratuitas-para-preparar-las-clases/20280.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+educaciontrespuntocero%2FyZXs+%28Revista+Educaci%C3%B3n+3.0%29




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17/10/2014

Los libros pop-up - Posted in Libros y edición By Eli Ramírez On octubre 8, 2014


Hace poco ví en un museo una exposición de libros “desplegables”.

La muestra estaba ubicada en el Museu Blau, el museo de ciencias naturales de Barcelona, y llevaba por título “Pàgines vives” (páginas vivas). Los libros expuestos eran de la colección privada de Ana maría Ortega y Álvaro Gutiérrez, que albergan más de 2.000 libros con estas características en su casa.
En realidad, los libros mostrados en la exposición eran todos de temática científica, pero me hizo pensar en todos aquellos libros desplegables que hay en las bibliotecas y que, aunque nos encanten a nosotros y nos encante que guste a los niños y niñas, siempre estamos con la mirada de reojo y suplicando que no se rompan… ;-)
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Según un plafón que había expuesto, los libros desplegables pueden ser de varios tipos (aunque algunos de ellos se pueden confundir por que la línea que separa un tipo y otro suele ser a menudo muy fina):
  • Solapas: es uno de los más simples. En las páginas podemos encontrar solapas que se levantan para ver la información o el dibujo que hay debajo. Por ejemplo: levantas una piedra y aparece un bicho :-)
  • Imágenes combinadas: un ejemplo muy claro de esta tipología son los animalarios, en donde se muestran animales partidos en tres trozos y se pueden hacer varias combinaciones de cabezas y patas.
  • Imágenes transformables: de los que se tira de una lengüeta para dejar paso a una nueva imagen.
  • Panorama: son los libros en donde se pueden ver imágenes más grandes si se despliega a lo largo.
  • Encartamientos: vendrían a ser los libris que incluyen mapas desplegables.
  • Encuñados: son los que llevan imágenes que se pueden sobreponer y hace que la imagen cambie por completo.
  • Imágenes articuladas: son los clásicos libros que despliegan grandes formas. En la exposición los ejemplos que habían era de por ejemplo bichos con muchas patas y cosas así.
  • Ruletas: piezas giratorias.
  • Teatro: este tipo de libros se hicieron muy populares durante una época. Son libros que casi se podrían considerar juegos, en los que se ve un fondo y luego hay diferentes personajes y formas que quedan sobrepuestos.
  • Libros túnel: muy parecidos al anterior ejemplo pero en este caso se pueden plegar como si fuera un acordeón.
  • Libros carrusel: muy frecuentes en la literatura infantil, los libros carrusel son los que se pueden doblar 360º y formar, por ejemplo, una casita con distintas habitaciones.
  • Pop-up: en realidad el pop-up, aunque sólo sea un tipo de desplegable más, el nombre ha dado la fama a este tipo de libros y prácticamente todos los mencionados se podrían identificar bajo este término.
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La creación de estos libros es un proceso muy complicado y que se denomina “ingeniería de papel”. De hecho, los primeros desplegables no estaban pensados para un público infantil, sino que eran para libros adultos (una de las primera muestras la podemos ver en una obra del catalán medieval Ramon Llull). Hasta el XVIII no se usaron estas técnicas para la creación de libros de entretenimiento.
Si queréis probar de hacer alguno, podéis seguir las instrucciones que aparecen en el libro Los elementos del pop-up, de Núria Riambau.














En: http://www.biblogtecarios.es/eliramirez/los-libros-pop/

27/08/2014

TÉ DE LÁGRIMAS - Arnold Lobel


Libro: “Búho en casa” de Arnold Lobel. Ediciones Ekaré


Búho sacó una tetera del armario.

—Esta noche haré té de lágrimas —dijo—. Puso la tetera en sus piernas.

—Ahora —dijo—, comenzaré.

Se quedó muy quieto en su silla y se puso a pensar en cosas tristes.

—Sillas con las patas rotas —dijo Búho—. Los ojos se le llenaron de lágrimas.

—Canciones que no se pueden cantar —dijo Búho—, porque las letras han sido olvidadas.

Búho comenzó a llorar. Una gran lágrima rodó por su mejilla y cayó en la tetera.

—Cucharas que han caído detrás de la estufa y nunca más serán encontradas —dijo Búho—. Más lágrimas cayeron en la tetera.

—Libros que nunca más podrán ser leídos —dijo Búho—, porque algunas páginas les han sido arrancadas.

—Relojes que se han detenido —dijo Búho—, y no hay nadie cerca para darles cuerda.

Búho estaba llorando. Grandes lagrimones caían dentro de la tetera.

—Amaneceres que nadie vio porque todo el mundo estaba durmiendo —dijo Búho sollozando.

—Puré de papas abandonado en un plato porque nadie quiso comérselo —dijo llorando—. Y lápices que son demasiado cortos para escribir con ellos.

Búho pensó en muchas otras cosas tristes.

Lloró y lloró.

Pronto, la tetera estuvo llena de lágrimas.

—Bueno —dijo Búho—, ¡ya estamos listos! Búho paró de llorar. Puso a hervir la tetera sobre la estufa para hacer té.

Búho se sintió contento mientras llenaba su taza.

—Está un poco salado —dijo—, pero el té de lágrimas siempre cae muy bien.




Búho en casa, Arnold Lobel. Ediciones Ekaré. Primeras lecturas; 6 años: primeros lectores.








24/08/2014

Salvemos los sueños - Ivana Carla Munini

https://soundcloud.com/diapasonica/salvemos-los-suenos
Narrado para la Cuentería de la Escuela Primaria N° 1249, compaginado y editado por Tato Garabato, se transmite por la Frecuencia Diapasónica FM 98.9, de la ciudad de Cañada de Gómez.

El cuento "Salvemos los sueños", obtuvo 1° Mención Especial en el Concurso Ahora te cuento 2007, organizado en la ciudad de Santa Fe por el Ministerio de Innovación y Cultura.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2008/07/25/escenariosysociedad/SOCI-03.html


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20/08/2014

EL BÚHO Y LA LUNA - Arnold Lobel. Ediciones Ekaré




Libro: “Búho en casa” de Arnold Lobel. Ediciones Ekaré


Una noche, el Búho bajó a la orilla del mar. Se sentó sobre una gran roca y miró las olas.

Todo estaba oscuro. Entonces, la puntica de la Luna apareció sobre el borde del mar. El Búho contempló la Luna subir cada vez más alto en el cielo.

Pronto la Luna estuvo brillando entera y redonda.

El Búho se sentó en la roca y miró a la Luna durante un largo rato.

—Si yo estoy mirándote a ti, Luna, tú debes estar también mirándome a mí.
Tenemos que ser muy buenos amigos.

La Luna no contestó, pero el Búho dijo:

—Volveré a verte otra vez, Luna, pero ahora tengo que irme a casa. El Búho bajó andando por el sendero. Levantó los ojos al cielo.
La Luna estaba todavía allí. Venía siguiéndole.

—No, no, Luna —dijo el Búho—. Eres muy amable por iluminarme el camino, pero debes quedarte arriba sobre el mar, donde estás tan hermosa.

El Búho siguió andando un poco más. Volvió a mirar el cielo. Allí estaba la Luna yéndose con él.

—Querida Luna —dijo el Búho—, francamente, no debes venir a mi casa conmigo.
No cabrías por la puerta, y no tengo nada que darte para cenar. El Búho continuó caminando. La Luna se deslizaba tras él sobre las copas de los árboles.

—Luna —dijo el Búho—, creo que no me oyes.

El Búho subió a lo alto de una colina. Gritó todo lo fuerte que pudo:

—¡Adiós, Luna!

La Luna se metió detrás de unas nubes. El Búho miró y miró. La Luna había desaparecido.

—Siempre resulta un poco triste decir adiós a un amigo —dijo el Búho.

El Búho llegó a casa. Se puso la pijama y se fue a la cama. La habitación estaba muy oscura. El Búho se sentía todavía triste.

De repente, la habitación del Búho se llenó de luz plateada. El Búho miró por la ventana. La Luna estaba saliendo detrás de las nubes.

—Luna, me has seguido durante todo el camino a casa.
¡Qué amiga tan buena y redonda eres! —dijo el Búho.

Luego, el Búho apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos.
La Luna entraba brillando por la ventana. El Búho ya no se sintió triste.



Búho en casa, Arnold Lobel.Ediciones Ekaré.
Primeras lecturas; 6 años: primeros lectores.





17/08/2014

La culpa no es del pájaro _ Ivana Carla Munini

https://soundcloud.com/diapasonica/1-la-culpa-no-es-del-pajaro

Este cuento fue difundido por la Radio FM Diapasónica 98.9, de la ciudad de Cañada de Gómez, para el Proyecto "La cuentería por radio"  llevado a cabo en la Escuela Primaria N° 1249 "Gral. Martín Miguel de Güemes". La  edición y musicalización estuvo a cargo de Tato Garabato.



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"Conocerás a San Martín por la elección de sus libros"

Pedro Luis Barcia, coautor de "Las bibliotecas del Libertador", habló con Infobae acerca de lo "insólito" de que "un militar arrastre consigo una docena de baúles con libros", cruzando el Atlántico y la Cordillera, hasta Lima.

 Miguel de Unamuno escribió una vez: "A cada hombre puede juzgársele por sus lecturas favoritas. Don Quijote leía libros de caballería; Bolívar, a Rousseau, y San Martín apacentaba su espíritu con la lectura de Plutarco". El profesor Pedro Luis Barcia, lingüista, actual presidente de la Academia Argentina de Educación y autor de numersos ensayos, ha incursionado en esta forma de aproximarse a la figura y al pensamiento de un grande como José de San Martín. El resultado es el libro Los caminos de la lectura. Las bibliotecas del Libertador, en coautoría con Adela di Bucchianicco(Autopistas del Sol, 2010), que echa luz sobre una faceta poco conocida de un hombre que decía "el escribir es lo que más aborrezco" –aunque lo hizo cuando fue necesario para su acción y para mantener el vínculo con sus amigos- pero que poseía una biblioteca por demás nutrida para la época. En palabras de Barcia, era otro "parque de artillería" del General.

-¿Qué cosas podemos aprender sobre San Martín a partir de sus lecturas?
Creo que puede decirse "por la elección de sus libros lo conocerás". La biblioteca personal –en la época le decían "librería" y así la llama San Martín- revela las preferencias, y la amplitud de intereses sanmartinianos. Naturalmente, el mayor caudal de su biblioteca estaba dedicado a las artes militares -unas143 obras-; luego venía la literatura, con 38 títulos, obras históricas, 34, libros de viajes, 23, y varios diccionarios: de música, de historia, de arquitectura, de América, de artes, etcétera. Puede verse el análisis que hemos hecho en nuestro libro, con Adela di Bucchianicco, donde rescatamos las portadas de toda su biblioteca. 

-¿Qué le impactó de la lista de libros que el Libertador trasladaba consigo y que finalmente donó al Perú? 
Él donó al Perú sus más de 700 volúmenes, pero sólo le aceptaron la mitad. La otra quedó disponible para otros destinos posibles: las bibliotecas de Mendoza y de Santiago de Chile, fundadas por su motivación, como la de Lima. Lo que me llamó la atención es la variedad de campos que abarca. Pero lo más insólito es que un militar arrastre consigo una docena de cajones de libros a través del Atlántico, de España a Buenos Aires, luego a Mendoza; y, a través de la Cordillera, a Chile primero, y después a Perú por mar. Es un hecho insólito, repito. De alguna manera, ese caudal era parte de otro "parque de artillería": en esos libros él hallaba descanso, ilustración y motivación.

-¿Eran las lecturas de San Martín las usuales en un militar, en esa época, en España? 
Eran mucho más amplias y variadas que las habituales de un hombre de armas. Sus diversas lecturas eran las propias de un hombre de la Ilustración, con un predominio fuerte de obras en francés. Era dueño de una edición ampliada de la famosa Encyclopédie, y agavilló en su rica biblioteca obras sobre matemáticas, literatura, agricultura, jardinería, biografías, derecho, memorias, etc.
-¿Cree que el San Martín que recordamos se parece al real? 
Sí, en lo esencial: su sentido republicano, de palabra inquebrantable, su talento organizador, su condición de amigo entrañable, su respeto a la vida, su atención cordial a los indios y a los negros.Dispuso en Córdoba, en 1814, que se reeditaran los Comentarios reales, del Inca Gracilaso de la Vega, para que se conociera aquella cultura originaria, etc. Era hombre de vida muy estricta y disciplinada. 
Hay que evitar dos actitudes extremas en la presentación de nuestros prohombres: la marmolización, que los hace inimitables, y se pierde su potencia ejemplificante para los ciudadanos; y el avulgaramiento en que caen muchos con el ánimo de "humanizarlo" y lo degradan. "No hay grandes hombres para su ayuda de cámara", dice el estúpido comentario vulgar: el pobre asistente sólo ve al hombre en el gargajo, el vómito, y las pequeñeces cotidianas. No tiene percepción real de sus altos valores. 
-¿Hay aspectos valiosos de su personalidad que se hayan perdido justamente con esta "marmolización" de su figura? 
Era un notable bailarín -"pocos hay que lo aventajen", dijo Mary Graham, la amante de Cochrane-; jugaba al ajedrez, sus hobbies eran la carpintería, la cerrajería y la jardinería; pintaba acuarelas, y algún óleo con paisaje de río; aprendió a pintar abanicos y coloreaba postales. Notable tertuliano con capacidad de conversación entretenida y vivaz: "Su conversación es amable, fina e insinuante, como la de un hombre de mundo y de buen trato", dice el general Miller. "Respondía con claridad y elegancia de lenguaje, admirable en la argumentación", apunta el inglés Basilio Hall. Su segunda vocación fue la marina.

-Aunque fue un hombre muy ilustrado, San Martín no era un intelectual, no dejó escritos. ¿Es eso un obstáculo para conocerlo? 
Tuvo una gran capacidad de observación, sus extensas descripciones de las costumbres de los indios pehuenches, poco conocidas e interesantísimas, lo prueban. No fue un escritor ni un intelectual: fue un hombre de sólida cultura, de notable profesionalismo militar e inusual capacidad de mando y de proyecto; su Plan Continental lo muestra. En Cuyo, consolidó su capacidad de gobierno al frente de la región, donde adelantó en empresas civilizadoras: molinos, vacunas, escuelas, mejoras edilicias y del ejido urbano, etc. 
Eso sí, era de expresión breve y lacónica: la arenga antes de librar el encuentro de San Lorenzo fue de tres líneas. "El escribir es lo que más aborrezco", le dijo a O'Higgins. Se acentuó su rechazo, cuando lo afectó el reuma en su mano derecha. Escribió por obligación toda literatura castrense: informes, partes, arengas, bandos, por un lado; y, por otro, un conjunto importante de cartas de tres índoles: oficiales (al Director Supremo, al Virrey de Lima, a Rosas, etc.), personales (a José Artigas, a Estanislao López, entre otra muchas) e íntimas, las más sabrosas a sus dos amigos preferidos, los dos Tomases: Godoy Cruz y Guido, quienes le arrancaron cartas más extensas y espontáneas, en las que usaba ocasionalmente expresiones cuarteleras, que no aparecen en el resto de los escritos. En estas epístolas el fraseo es sabroso, salpicado de argentinismos léxicos, como matucho, maturrango, calavera, chusmear, pingo, orejear, pulpería, varios carajos, etc.) y fraseológicos, como el célebre andar en pelotas, en su arenga al Ejército de los Andes, o meter el hombro, tirarse a muerto, caérsele la baba, y refranes, lo que le había quedado como hábito por su estancia en Andalucía: Más vale el loco en su casa que el cuerdo en la ajena; En casa vieja, todas son goteras; A perro flaco nunca le faltan pulgas; Obras son amores, que insertaba en sus párrafos. Lo he analizado también en La lengua de San Martín, editado en Perú, en 2013, por la Academia Peruana de la Lengua.
Y un detalle, de color, a la pregunta boba ¿de qué color era el caballo blanco de San Martín?, cabe precisar: nunca montó uno de ese pelaje: sí, un bayo con la cola cortada en corvejón; uno negro, de trote largo: un alazán tostado, un zaino oscuro, y, para cruzar la Cordillera, una mula zaina. 
-¿Qué explicación le encuentra al hecho de que se hable muy poco de lo que hizo después del año 1824, cuando se va por primera vez? Son 26 años hasta su muerte de los que casi nada se sabe... 
Su propia decisión de mantenerse al margen de la vida política, sin embanderarse con ninguna facción, para dejar que el país desarrolle su vida institucional. "A pesar de haberme tratado mi país como a un Ecce Homo", escribió en una carta, desde Bruselas, el 6 de enero de 1827. El silencio que se impuso para no responder a agravios que le inferían los "papeles públicos" -como entonces se les llamaba a los periódicos-, en los que se lo difamaba. Padeció "guerra de pluma" y "guerra de zapa política", en sus propias palabras, desde concluida la campaña libertadora hasta el fin de sus días. En su exilio sufrió violación de su correspondencia, acecho de espías, campañas de desprestigio, que soportó con estoicismo, salvo frente a dos personas ante las que reaccionó con alteración de "mi bilis", como decía: el embajador argentino Manuel Moreno, hermano de Mariano, y el peruano Riva Agüero. La carta a éste es una página antológica de dilapidación verbal. En América, el único que lo sacó de su habitual quicio verbal fue el "metálico" Lord Cochrane, como lo adjetiva, por su filibusterismo. 
-¿Qué historiadores le han hecho más justicia a San Martín? 
Estimo que han sido, por un lado, Mitre y José Pacífico Otero, con sus dos monumentales historias, complementarias entre sí, y, por otro, trabajos de diversa índole y abordaje como los de José Luis Busaniche, Benjamín Vicuña Mackenna, Guillermo Furlong y José Torre Revello, Patricia Pasquali, Héctor Piccinali, seleccionando fuerte en la vasta bibliografía sanmartiniana.

05/08/2014

"Un puñado de semillas" - Mónica Hughes, Luis Garay

  Un puñado de semillas
Concepción vivía con su abuela en una casita en la cima de un cerro. Juntas limpiaron el terreno para hacer un huerto. Sembraron maíz, frijoles y ají.
—Recuerda guardar suficientes semillas para la próxima siembra –dijo la abuela–. Así nunca te faltará de comer.
Todos los días, Concepción bajaba a la quebrada a buscar agua y regresaba con los pesados baldes colgando de sus hombros. Vaciaba con cuidado el agua alrededor de las matas de maíz.
Pasaron las semanas. El sol brillaba. Luego, llegaron las lluvias y el maíz creció muy alto. Los tallos de los frijoles se enroscaron en busca del sol y las matas de ají florecieron.
Cuando el maíz, los frijoles y el ají maduraron, la abuela entregó parte de la cosecha al dueño de la tierra y guardó suficiente para tener con qué comer. Vendió el resto al vecino que lo llevó al mercado de la ciudad, allá lejos, en el valle.
Un día triste, la abuela murió.
—No te puedes quedar aquí –dijo el dueño de la tierra a Concepción–. Ya alquilé esta parcela a otra familia.
—Pero yo puedo trabajar para usted –dijo Concepción.
—Esta familia puede trabajar más que tú. Puede cosechar más frijoles y maíz –replicó el dueño.
Entonces, Concepción tuvo que dejar la casita de paredes pintadas y piso de tierra.
—Ven a vivir con nosotros –dijo la mujer del vecino.
Pero Concepción sabía que ellos tenían siete hijos que alimentar.
—Me iré para allá –dijo señalando el valle nublado donde estaba la ciudad.
—Es una caminata demasiado larga para piernas tan cortas –dijo con tristeza la mujer del vecino.
—Mis piernas se han hecho fuertes de tanto cargar agua.
Concepción se despidió y abrazó a la mujer del vecino y a sus hijos.
—Que Dios te acompañe –le dijeron.
Concepción hizo un atado con el maíz, los frijoles y el ají que la abuela había guardado, y partió con su pequeña carretilla por el sendero pedregoso que bajaba al valle. Fue una caminata muy, muy larga. Concepción tenía los pies cansados y rotos cuando por fin llegó al barrio que rodeaba la ciudad.
Vio cientos de ranchos de hojalata, plástico y cartón que estaban amontonados unos encima de otros.
—¿Esto es la ciudad? –pensó desalentada–. Y yo que creí que sería hermosa.
Caminó por los estrechos callejones llenos de barro, y ya agotada por el cansancio se topó con una pandilla de niños.
—¿No ves por dónde vas, tonta?
—Perdón –contestó Concepción amablemente.
Los niños tenían la ropa rota, las caras sucias y el pelo enmarañado. Pero cuando Concepción les sonrió, ellos también sonrieron.
—Me llamo Tomás. Y tú, ¿de dónde vienes?
Concepción señaló los cerros en la distancia y dijo:
—Mi abuela murió.
—Si quieres, puedes quedarte con nosotros. Te enseñaremos a recoger basura para venderla y a sacar comida de los puestos de venta sin que te vean.
—Eso es robar –dijo Concepción sorprendida.
Tomas se encogió de hombros:
—Es mejor que morirse de hambre.
—Tengo maíz, frijoles y ají –dijo Concepción mostrando su carretilla.
—Eso no es suficiente para una buena comida –contestó Tomas con desprecio.
—Cuando crezcan las plantas habrá suficiente, ya verás.
—Aquí no crecerán jamás. ¡Estás loca! –Tomás la miró un rato y luego agregó:
—Pero de todos modos, puedes quedarte con nosotros.
Y así, Concepción se quedó a vivir con los niños a la orilla del basural. Construyó un pequeño muro de piedras. Con el mango roto de una olla cavó la tierra y plantó un puñado de semillas de maíz, de frijoles y de ají.
Todos los días regaba y miraba atentamente hasta que vio brotar los primeros retoños, verdes y brillantes. Los frijoles y el ají florecieron y en todo el barrio, no había nada más bonito que el pequeño huerto de Concepción. Y ella estaba segura de que, desde el cielo, su abuela cuidaba del huerto.
Pero un día, Tomás y los otros niños llegaron corriendo hasta el basural, perseguidos por la policía. Los niños corrían y lloraban. Los policías gritaban y los golpeaban.
Concepción se escondió en medio de la basura.
— ¿Para qué me vine a la ciudad? –se preguntaba.
Cuando todo pasó, se asomó poquito a poco, como un ratón asustado. Los niños estaban llenos de moretones y el huerto estaba todo pisoteado.
—¿Por qué lloras? –preguntó Tomás enfadado–. No fue a ti a quien le pegó la policía.
—Mi huerto está destrozado. Si el maíz, los frijoles y el ají hubieran madurado, habríamos tenido comida para vender y ustedes no tendrían que robar.
—De nada te sirve llorar. Tu huerto se acabó.
Concepción se secó los ojos.
—No, no se acabó –dijo–. Todavía me quedan algunas semillas.
—Está bien –dijo Tomás, pasándose la lengua por el labio roto–. Esta vez te ayudaremos nosotros.
Con la ayuda de todos, araron un trozo grande de terreno y sembraron el resto de las semillas de la abuela. Hicieron turnos para regar las matas y cuidarlas. Pronto, el maíz creció muy alto. Las vainas de los frijoles estaban gordas y firmes y brillaban los pequeños ajíes verdes y amarillos.
—Haremos una gran fiesta –dijo Tomás–. Y el resto, lo llevaremos a vender al mercado.
—Pero siempre debemos guardar semillas para la próxima siembra –recordó Concepción.
Cocinaron el maíz y los frijoles con el ají. El delicioso aroma de la comida se esparció por el barrio.
Cuando comenzaban a comer, otra pandilla de niños hambrientos apareció. Concepción y Tomás los invitaron a compartir la comida.
—Nuestro huerto no alcanzará para alimentar a todos los niños del barrio –se lamentó Concepción.
Pero entonces tuvo una idea. Tomó un puñado de las semillas que había guardado y se las dio al jefe de la otra pandilla. Le explicó cómo preparar la tierra, cómo sembrar y regar las plantas.
—Y siempre debes guardar suficientes semillas para la próxima siembra y para compartir con los otros niños del barrio –le dijo Concepción, tal como la abuela le había dicho a ella.
El muchacho prometió hacerlo.
Concepción estaba segura de que la abuela le sonreía desde el cielo y que sus ojos ya no estaban nublados por la edad, sino brillantes como las estrellas sobre el barrio.
Unas palabras finales
En el mundo existen muchos millones de niños abandonados. Al igual que Concepción, la niña de esta historia, logran sobrevivir gracias a su coraje, ingenio y perseverancia para encontrar día tras día comida, abrigo y un lugar donde dormir.
Pero en medio de este duro trabajo diario, la comunicación y el entendimiento pueden convertirse en valiosas armas para la sobrevivencia. Surge entonces la solidaridad y la esperanza que, al ser compartidas, se propagan como las semillas que sabiamente la abuela dejó a Concepción.
A todos ellos, a todos las niñas y niños abandonados, está dedicado este libro. También a los que tienen familia, comida y un lugar donde vivir, porque los libros nos ayudan a comprender las vidas y los sentimientos de los demás. Nos enseñan a ser tolerantes y solidarios con las personas que nos rodean: con los que tienen mucho, los que tienen poco y también con los que tienen sólo esperanza.
Los libros son como un puñado de semillas: retoñan en mentes despiertas y cultivan en nosotros el deseo de construir un mundo mejor.
Carmen Diana Dearden
Monica Hughes; Luis Garay
Un puñado de semillas
Caracas, Santiago, Ediciones Ekaré, 1996


http://recursos.mundoescolar.org/files/original/8448d2037c6669ea4efbfe622a6da8de.pdf
Video donde podrán escuchar el cuento y ver las ilustraciones del libro: http://www.youtube.com/watch?v=b0lrV8-elFs

Monica Hughes está considerada como una de las escritoras canadienses más importante de libros para niños y adolescentes. En la mayoría de sus libros el tema central es la ciencia ficción. Nacida en Liverpool, en el año 1925, y fallecida en 2003, esta autora quizás no fue muy conocida en nuestro país, pero también escribió algunas novelas históricas y de aventuras, así como el texto para libros ilustrados. A pesar que nació en Liverpool, pasó gran parte de su vida en Canadá, y por ello es conocida como una de las mejores escritoras infantiles y juveniles de ese país, con novelas como Un puñado de semillas (Handful of seeds, 1993), El diablo en la espalda (Devil on my back, 1984), La cazadora de sueños (The dream catcher, 1986) o Trampa en el espacio (Space trap, 1983).
Trabajó como diseñadora de vestidos, empleada de banca y técnico de laboratorio, y aunque pasó gran parte de su vida escribiendo no publicó su primer libro hasta que tenía casi cincuenta años. A lo largo de su trayectoria ha conseguido diferentes premios y galardones, entre los que podemos destacar el Premio Fénix del año 2000 al mejor libro infantil en inglés, concedido por la Asociación de Literatura Infantil.