22/07/2011

Las palabras y el escrito

DANIEL CASSANY
Universitat Pompeu Fabra, Barcelona

 
A veces, los árboles no dejan ver el bosque.
Así mismo, la obsesión por el significado de palabras aisladas puede impedir la comprensión del escrito.


Uno de los problemas habituales al que deben enfrentarse los aprendices que se inician en la lectura es la presencia reiterada en los textos de palabras nuevas o desconocidas que dificultan la comprensión del contenido del escrito. Las reacciones que provoca este hecho no sólo tienen consecuencias en la comprensión de cada texto, sino también en el desarrollo global de las habilidades lectoras de los aprendices. Estos tienden a concebir este hecho como una circunstancia accidental y personal, causada por su limitado dominio de determinados registros de la lengua, por su pobreza de vocabulario o por la dificultad intrínseca que tienen los escritos. Ven las palabras desconocidas como 'extrañas', 'raras' y 'difíciles', como un obstáculo ineludible que impide acceder a la información contenida en el texto. Creen que la única forma de superar esta situación consiste en buscar cada vocablo en el diccionario para aprehender su significado.

De este modo leer se convierte en una actividad tediosa, permanentemente interrumpida, heterodependiente de textos de ayuda (diccionarios, gramáticas), que exige notable esfuerzo de concentración, disciplina y paciencia, además de habilidades complementarias (encontrar los vocablos en el diccionario, elegir la acepción adecuada, etc.). Al repetirse esta situación con cierta asiduidad en cada texto, es probable que los aprendices se aburran, se cansen y abandonen el escrito. Empiezan a acumular frustración y sensaciones negativas con la lectura, desarrollan la idea que todos los textos son 'difíciles' y contienen 'palabrotas ininteligibles', de modo que, poco a poco, acaban pensando que leer es 'pesado', un 'rollo', una tarea difícil y poco agradecida que no es para ellos.

En este artículo nos proponemos comparar las actitudes y las habilidades que utilizan lectores expertos y aprendices ante esta situación, que consideramos bastante corriente para cualquier tipo de lector y lectura. Además de explorar las distintas estrategias que utilizan los expertos para minimizar y superar el problema, presentamos un ejemplo virtual de lectura y ofrecemos algunas orientaciones didácticas para los docentes que acompañan y guían a los aprendices de lectores en el aula.


LECTORES EXPERTOS Y APRENDICES
En apariencia, la dificultad de las palabras desconocidas sólo afecta a las personas, aprendices o no, jóvenes o adultos, que leen poco o nunca. Al carecer del hábito de lectura, éstas sólo dominan un vocabulario limitado -el de la conversación oral- y tienen muchas posibilidades de encontrar bastantes vocablos desconocidos en un texto -los del registro escrito. Al revés, los grandes lectores gozan y hasta tienen necesidad!- de lectura, han devorado una gran cantidad de textos durante su experiencia lectora y, en consecuencia, disponen de un repertorio léxico amplio y variado. Raras veces tropiezan con léxico desconocido y tampoco supone una dificultad relevante, puesto que es escaso, aislado y no impide la comprensión global del texto. En definitiva, la lectura facilita la adquisición de vocabulario y éste fomenta la lectura, de manera que se constituye un círculo vicioso difícil de romper.

Pero con algo más de ductilidad y atención veremos que esta explicación resulta cuando menos ingenua y simplista. Encontrar expresiones desconocidas (palabras hoy poco frecuentes, palabras de nueva creación, términos específicos de una disciplina, préstamos de otros idiomas, siglas de organizaciones, etc.) es muy corriente en el mundo discursivo y alfabetizado actual, a tenor de la evolución que ha experimentado la sociedad. Se han multiplicado las comunicaciones escritas (computadoras, correo electrónico, redes virtuales, revistas especializadas); la ciencia se desarrolla a un ritmo acelerado (crea conceptos y términos nuevos); la necesidad de interdisciplinariedad educativa, científica y técnica exige que se conecten campos antes teóricamente alejados y desconocidos entre si; la globalización nos mantiene informados de los eventos que ocurren en cada rincón del planeta (con otras realidades que requieren palabras distintas); las lenguas y sus respectivas comunidades entran en interacción continuada (se influyen, se prestan expresiones y formas lingüísticas), etc. De manera que lo habitual para todo tipo de lectores es haberse de enfrentar con una cantidad quizá limitada, pero nada menospreciable de vocabulario neológico, técnico, exótico y hasta extranjero. Periódicos, revistas, novelas, ensayos, instrucciones y trípticos publicitarios incluyen forzosamente léxico heterogéneo y novedoso que difícilmente puede ser conocido por el lector más experimentado y poseedor de la competencia léxica más amplia.

En este contexto, la diferencia entre lectores expertos y aprendices no radica en la cantidad de vocablos desconocidos que pueden encontrar ambos en un texto, y en la dificultad que este hecho pueda plantear a la comprensión, sino en la actitud, las habilidades y el comportamiento cognitivo que saben o no saben desarrollar unos y otros. Los grandes lectores están acostumbrados a enfrentarse a esta situación, que consideran habitual e independiente de sus conocimientos y habilidades. Quizás por su experiencia, han aprendido a comprender textos con palabras desconocidas, a comprender el significado global del discurso pese a esas sombras léxicas. Saben que no todas las palabras de un escrito tienen la misma importancia, que no es necesario leer siempre palabra por palabra, que las palabras no tienen un único significado cerrado, que cada contexto puede cambiar el valor de una palabra teóricamente conocida, o que la frontera entre palabras conocidas y desconocidas resulta tremendamente escurridiza. Han desarrollado técnicas para inferir o intuir el significado de algunas palabras a partir del contexto, para prescindir de los vocablos desconocidos y concentrarse en el resto del texto, etc. En definitiva, estos lectores expertos están preparados para manejar expresiones desconocidas, para enfrentarse a textos siempre nuevos o difíciles que presentan obstáculos a cualquier lector.

Desde esta perspectiva, las diferencias entre expertos y aprendices son incluso mucho más profundas. La actitud de los expertos demuestra que poseen una conceptualización más realista y refinada de la comprensión lectora
-aunque quizá sea subconsciente. Leen a partir de sus conocimientos previos, que van modificando paulatinamente con las aportaciones del texto. Saben que el significado no está contenido en el texto, sino en su cerebro, en lo que ya saben, y que el texto sólo aporta unas 'pistas', unas 'sugerencias' para mejorar lo que ya conocen. Leer consiste, de este modo, en poder integrar los datos del texto en el universo de conocimientos del lector.

Al contrario, la actitud de los aprendices delata una concepción muy pobre de la comprensión lectora y de la comunicación escrita. Sugiere que piensan que el significado está encerrado en el texto, del mismo modo que un animal en una jaula o un regalo en la caja o en el envoltorio de presentación. Leer consiste en abrir la jaula o en desenvolver el paquete. Incluso el significado total del texto se reparte equitativamente entre todas las unidades léxicas que lo componen, de manera que deben leerse todas en el orden establecido y no se pueden saltar las desconocidas sin perder el hilo de la comprensión.


PALABRAS IMPORTANTES
Efectivamente, los lectores aprendices creen que tienen que descifrar todas las palabras de un texto para comprenderlo. Sea porque sólo saben leer palabra por palabra, porque les molesta desconocer un vocablo, o quizá porque tienen la impresión o la manía de que, si no adivinan lo que quiere decir, no entenderán nada, el caso es que se detienen en cada palabra desconocida y no siguen hasta haberla descodificado. Además, como suelen tener pocos recursos para deducir con rapidez el significado de la palabra, acaban consultando el diccionario y arriesgándose a elegir una de las numerosas acepciones de la palabra. Esta operación ocupa dos o tres minutos cada vez y, en conjunto, la comprensión de un texto relativamente corto puede requerir una pequeña eternidad.

La aproximación al texto que realizan los aprendices es mecánica y lineal. Al leer palabra por palabra, están más preocupados por los vocablos (por los árboles) que por los párrafos o los apartados (por el bosque). Avanzan paso a paso y conciben todas las unidades léxicas o discursivas que componen el texto en un mismo nivel o grado de relevancia. Carecen de la sensibilidad para discriminar las palabras importantes de las irrelevantes, las ideas importantes de los detalles, los núcleos de la periferia. Todo tiene un mismo color y valor.

Los lectores expertos se comportan de forma distinta. En primer lugar, hacen una lectura rápida del texto completo -en diagonal o skimming-, antes de dedicarse a interpretar un fragmento corto o a deducir el significado de algún vocablo que pueda resultar difícil. Así construyen una primera hipótesis provisional del sentido del escrito y, según ésta, pueden decidir cuáles de los puntos o aspectos que no han entendido en la primera lectura (palabras, frases o párrafos enteros) tienen interés y merecen que se les dedique tiempo y atención. Seguidamente deciden cuál es la estrategia más adecuada para resolver las dificultades específicas de comprensión que se presenten -lo cual sugiere que disponen de una gama variada de recursos- y la aplican. Al final, según la interpretación parcial que hayan hecho de cada punto, verifican y corrigen la hipótesis inicial. Este proceso cíclico puede repetirse tantas veces como haga falta.

Una de las diferencias relevantes entre las actitudes de expertos y aprendices consiste en comprender el texto como una hilera de unidades idénticas, o como una estructura jerárquica con apartados, expresiones y palabras más y menos importantes. Cada escrito contiene un conjunto reducido de palabras clave, que son las que designan los objetos o las ideas de lo que trata el discurso y que son imprescindibles para entenderlo, y otro conjunto mucho más amplio de vocablos con grados variados de relevancia. En este segundo caso, pueden ser palabras que ejemplifiquen una idea, que expandan comentarios laterales o, en definitiva, por decirlo metafóricamente, que rellenen el pollo. Desde este punto de vista, una de las habilidades de los lectores expertos consiste en poder identificar los vocablos relevantes, en dedicar atención a comprenderlos, y en no preocuparse por la comprensión de los que son irrelevantes en el conjunto del texto.

En general, podemos identificar las palabras importantes a partir de algunas 'marcas' explícitas: suelen repetirse varias veces en el texto, pueden estar señaladas con algún distintivo (negrita, cursiva, mayúscula, etc.) y, lo que es más importante, aportan un significado que resulta esencial para el texto:
 
  
PALABRAS IMPORTANTES
PALABRAS POCO IMPORTANTES
·    • Designan entidades (objetos, conceptos, ideas, etc.) centrales en el texto (tesis, tema principal, etc.).
·    • Designan entidades laterales (ejemplos, anécdotas, comentarios marginales, etc.).
• Aparecen en las posiciones relevantes del texto (título, subtítulos, índices, abstracts, síntesis, conclusiones, inicio de párrafo, etc.).
• Aparecen en posiciones secundarias (interior de párrafos, ejemplos, notas, etc.)
• Aparecen repetidamente.
·    • No se repiten.
• Suelen marcarse verbalmente con procedimientos discursivos (definición, matizaciones, comentarios, etc.)
• Carecen de comentarios o especificaciones.
• Pueden estar marcadas gráficamente con recursos tipográficos (negritas, cursivas, mayúsculas, etc.).
• No suelen estar marcadas.





Con la identificación de las palabras importantes del texto, se consigue reducir el problema de las expresiones ignoradas en una proporción muy importante. Obviamente, tiene escaso interés dedicar tiempo descodificar las palabras desconocidas y irrelevantes de un escrito, si el objetivo de la lectura es la comprensión global del mismo (no entramos ahora en otros tipos de lectura, cuyos objetivos puedan ser más exigentes: análisis formal, comprensión de detalles, etc.). Por otra parte, las palabras importantes de un texto, precisamente a causa de esta condición, suelen merecer más atención en el texto: los autores ofrecen más datos de ellas (definiciones, ejemplos, contextos de uso, etc.), de manera que son mayores las posibilidades de poder comprenderlas sin ayuda de conocimiento previo.





ESTRATEGIAS PARA COMPRENDER PALABRAS DESCONOCIDAS

Con los vocablos relevantes identificados, el siguiente paso consiste en desarrollar estrategias para poder inferir su significado. Evidentemente, buscar en el diccionario no es ni la única técnica ni la más corriente o eficaz. La mayor parte de las ocasiones en que utilizamos receptivamente el lenguaje no tenemos a mano un diccionario para buscar todo lo que sea nuevo. Actuamos de un modo mucho más sencillo: conocemos el término a través de otra lengua, recordamos palabras que se parecen a la desconocida o que pueden formar parte de la misma familia semántica, intuimos -de la forma que sea- lo que quizás quiera transmitir, analizamos su contexto lingüístico, etc. La mayoría de estas estrategias son mucho más económicas que consultar el diccionario, puesto que requieren sólo la capacidad de saber aplicar los conocimientos previos del lector, de saber relacionar informaciones procedentes de campos o ámbitos diferentes, o poder desarrollar una cierta conducta intuitiva o investigadora. Desde otro punto de vista, se trata de estrategias o comportamientos naturales, en el sentido de que los utilizamos para inferir significados en otros contextos: en la comprensión oral, en la comprensión de segundas lenguas, durante la adquisición lingüística en la niñez, etc.



La siguiente lista no pretende ser exhaustiva y ordena las estrategias por grado de eficiencia (primero las más rápidas y fiables, al final las que requieren más tiempo y reflexión):





ESTRATEGIAS PARA COMPRENDER PALABRAS NUEVAS


1. Morfología. Al no ser las palabras las unidades mínimas con significado de la lengua, podemos analizar su composición morfológica (lexemas, afijos). Por ejemplo, la palabra infotocopiable no aparece en el diccionario y quizás pueda ser la primera vez que la leemos, pero no ofrece dificultad, puesto que podemos descomponerla en los lexemas foto y copia y los afijos -in y -ble, y su significado deriva de estos componentes. Del mismo modo, amarillenta procede del adjetivo amarillo; fraudulenta de fraude y desgarbado de garbo.



2. Valor del contexto. Una palabra nunca aparece sola o descontextualizada, sino alrededor de otras palabras que forzosamente forman un contexto o un hueco gramatical y semántico para la primera. Podemos rastrear las fronteras de este hueco y construir una hipótesis sobre el significado de la palabra desconocida. Inferimos fácilmente datos sobre la forma gramatical de la palabra (categoría, flexión, régimen, etc.), sobre su subcategorización (+/– animado, +/– humano, +/– abstracto, etc.), sobre su valor sociolingüístico (registro, género, uso, etc.) o sobre sus connotaciones (positivo / negativo, tono general del texto y del fragmento en que aparece el vocablo en cuestión, modalidad de la frase, etc.).



3. Otros idiomas. En algunas ocasiones (L2, textos de ámbitos especializados), podemos buscar paralelismos con palabras o términos de otras lenguas. Entre lenguas indoeuropeas y, sobre todo, románicas, es un recurso bastante rentable. Por ejemplo, las palabras alemanas das Problem, Pädagogie o anonym son equivalentes a las españolas correspondientes. El catalán llur equivale al francés leur o al italiano loro, y el polaco weterynarza significa veterinario.



4. Diccionario. Consiste en el último recurso, por ser el más lento y exigente en cuanto a habilidades y conocimientos específicos. No es este el lugar para detallar la lista extensa de operaciones (saber buscar en una organización alfabética, conocer las convenciones lexicográficas –barras, número de acepciones, etc.) y datos lingüísticos (formas gramaticales que pueden o no ser entradas de diccionarios –cantar / cantaba / cantado–, tipos de información que contiene, tipos de diccionarios, etc.) que requiere una consulta eficaz de diccionarios.



Cabe destacar que esas cuatro estrategias no son excluyentes entre si, sino que pueden utilizarse al mismo tiempo, en las situaciones ente esto sea posible por las características de la palabra desconocida. De hecho, el proceso de inferir una palabra desconocida sigue en parte el orden anterior de estrategias, como podemos ver gráficamente en el siguiente esquema:






 



En el punto de palabras con significado deducible se incluyen todas las palabras desconocidas e importantes, cuyo significado puede ser inducido a partir de las tres primeras estrategias del listado anterior. De este modo, se reduce todavía más el número de palabras que deben ser consultadas en un diccionario.



EXTRAER INFORMACIÓN DEL CONTEXTO

Para finalizar, vamos a explorar con detalle la segunda estrategia, referida al uso de la información del mismo discurso. Dijimos que los lectores aprendices raramente saben aprovechar los contextos lingüístico y extralingüístico para descifrar una palabra desconocida. Al depender de la lectura lineal, carecen de la capacidad de saber usar informaciones procedentes de otros lugares del mismo texto; sólo saben usar los datos aportados por el texto hasta el punto en el que aparece la palabra en cuestión.



Al contrario, los expertos pueden utilizar todos los datos que incorpora el texto para inferir el posible significado de una laguna léxica. Cuando se encuentran con ella, formulan mentalmente una hipótesis inicial y aproximativa de lo que puede significar aquel vocablo, la cual sólo tiene el objetivo de facilitar la continuación de la lectura completa del texto. Dicha hipótesis se formula con la información gramatical y semántica de las palabras que se encuentran en el entorno inmediato de la desconocida; y tiene la forma, en muchos casos, de un posible sinónimo lingüístico válido para aquel contexto, que el lector utiliza en su memoria de trabajo durante la lectura. Además, la continuación de la lectura permite comprobar la veracidad de la hipótesis inicial o ofrece datos para una reformulación más precisa (en el caso que la palabra desconocida sea importante, su segura reaparición aporta otros contextos en los que verificar las distintas hipótesis formuladas). En conjunto, los expertos saben utilizar cualquier información o detalle que puedan extraer de algún lugar del texto para descifrar las partes que no comprenden del mismo, buscando siempre la coherencia lógica que se le supone.



El siguiente ejemplo puede permitirnos comprobar la anterior especulación y analizar nuestros propios procesos de inferencia. En la siguiente noticia, elegida especialmente para la ocasión, hemos sustituido de manera sistemática dos palabras básicas del texto por dos supuestos vocablos poco conocidos del léxico español, cuyo significado el lector deberá inferir a partir del contexto:





 





Fijémonos que las dos palabras elegidas oscurecen absolutamente la noticia que, por otra parte, no ofrece otras dificultades reseñables de comprensión. Aunque se trate de un género discursivo corriente (noticias breves), que puede ser asequible a todo tipo de lectores, las dos palabras modificadas abren y cierran el significado del escrito e impiden comprender el tema concreto del mismo. Probablemente, los lectores aprendices abandonarían el texto después de una sólo lectura, completa o parcial, con la sensación de fracaso. Al contrario, los expertos deben actuar como verdaderos detectives, rastreando el texto arriba y abajo, recogiendo pistas y detalles que, uno a uno, puedan configurar el valor semántico de los dos vocablos. El siguiente esquema sistematiza y ordena todos los datos que se pueden extraer del texto.





TIPO DE INFORMACIÓN

tomblatal
tali
Datos gramaticales:
sustantivo
sustantivo
masculino, singular
femenino, singular
palabra larga (9 letras)
palabra corta (4 letras)
Contexto discursivo:
un importante tom. de tali
tali de tom. por parte del…
tom. de tabaco en Galicia
los datos de este tom.
–el tom. podría ser… mucho más amplio
otras partidas de tom.
tom. de tali detectado
–3 6.000kg de tali de tom.
cantidades importantes de tali… importada por…
esta tali se vendía
Palabras relacionadas
red, datos, operación, sospecha, camuflar, partidas
confiscación, vendidas, excedentes, revendidos, ilegal, etiqueta de origen
Conceptos relacionados:
se hacen redes de tom.
están implicados industriales y hoteleros
no parece legal
guardia civil, Aduanas, ministerio de Sanidad
etc.
el ministerio de Sanidad la confisca
se guarda en frigoríficos
se compra por toneladas
FORPPA la importa
los hoteles la tienen
los cuarteles la compran
etc.

 



Sólo con estas informaciones ya se puede deducir que tomblatal es algún tipo de acción ilegal, perseguida por la justicia, y que tali es algún producto sólido, posiblemente de alimentación, que se vende, se consume y lleva etiqueta de origen. Así, con esta primera aproximación, ya se consigue una compresión global suficientemente importante del texto, utilizando sólo la información que contiene éste, aunque todavía no se sepa exactamente cuál es el referente concreto de los dos vocablos.



Por otra parte, un lector experto también aprovecha su conocimiento enciclopédico no lingüístico (su experiencia del mundo, sus conocimientos culturales, etc.) para comprender. En este caso un lector español es muy probable que recuerde que las actividades referidas al tabaco en Galicia suelen o solían ser contrabando (sustantivo masculino singular), con lo que ya ha resuelto una de las palabras en cuestión. Con lectores no españoles o sin conocimiento de este hecho, las palabras relacionadas con el concepto (red, detectar, camuflar, guardia civil, ilegal, etc.) conducen inevitablemente hacia el mismo significado.



Respecto a tali, el enigma se resuelve fácilmente si se puede expandir la sigla FORPPA (Fondos de Ordenación y Regulación de Precios y Productos Agrarios), que conduce a un producto comercial comestible, almacenable en frigoríficos y agrario. También con lectores que puedan desconocer esta institución española, no resulta difícil encontrar un producto que reúna las características de anteriores (excepto agrario), y que pueda ser susceptible de contrabando. En las dos opciones, sólo puede tratarse de carne.



En resumen, hemos esbozado-¡quizás a veces de una forma un poco caricaturesca!- la manera como leen los lectores aprendices y los expertos, y también la forma como unos y otros se enfrentan al problema de las palabras desconocidas. Lo más importante de esta reflexión consiste en tomar conciencia de que es necesario ayudar a los lectores aprendices a inferir el significado de las palabras difíciles por vías naturales; que es necesario enseñarles a buscar pistas contextuales, como en el ejemplo de tomblatal y tali; que tienen que limitar el uso del diccionario a los casos imprescindibles. En definitiva, no se tendría que olvidar que, si los árboles no dejan ver el bosque, la obsesión por comprender todas y cada una de las palabras nos puede hacer perder de vista el texto completo. Uno más uno no siempre suman dos.





* Una primera versión de este artículo apareció en la revista catalana Guix, con el título 'Els mots i el text' (Guix. Elements d'acció educativa, 170, 49-54, Barcelona, 1991. ISSN: 0097-3496). Esta nueva versión en español, que actualiza y amplia este texto, se publicó como Cassany, D. "Las palabras y el escrito.", Hojas de lectura, 53, 14-21. Fundalectura. Colombia, 1999. ISSN: 0121-3563.
 En: http://www.educacion.gob.es/redele/revista/cassany.shtml

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