DANIEL CASSANY
Universitat Pompeu Fabra, Barcelona
A veces, los árboles no dejan ver el bosque.
Así mismo, la obsesión por el significado de palabras
aisladas puede impedir la comprensión del escrito.
Uno
de los problemas habituales al que deben enfrentarse los aprendices que se
inician en la lectura es la presencia reiterada en los textos de palabras
nuevas o desconocidas que dificultan la comprensión del contenido del
escrito. Las reacciones que provoca este hecho no sólo tienen consecuencias
en la comprensión de cada texto, sino también en el desarrollo global de las
habilidades lectoras de los aprendices. Estos tienden a concebir este hecho
como una circunstancia accidental y personal, causada por su limitado dominio
de determinados registros de la lengua, por su pobreza de vocabulario o por
la dificultad intrínseca que tienen los escritos. Ven las palabras
desconocidas como 'extrañas', 'raras' y 'difíciles', como un obstáculo
ineludible que impide acceder a la información contenida en el texto. Creen
que la única forma de superar esta situación consiste en buscar cada vocablo
en el diccionario para aprehender su significado.
De este modo leer se
convierte en una actividad tediosa, permanentemente interrumpida,
heterodependiente de textos de ayuda (diccionarios, gramáticas), que exige
notable esfuerzo de concentración, disciplina y paciencia, además de
habilidades complementarias (encontrar los vocablos en el diccionario, elegir
la acepción adecuada, etc.). Al repetirse esta situación con cierta asiduidad
en cada texto, es probable que los aprendices se aburran, se cansen y
abandonen el escrito. Empiezan a acumular frustración y sensaciones negativas
con la lectura, desarrollan la idea que todos los textos son 'difíciles' y
contienen 'palabrotas ininteligibles', de modo que, poco a poco, acaban
pensando que leer es 'pesado', un 'rollo', una tarea difícil y poco
agradecida que no es para ellos.
En este artículo nos
proponemos comparar las actitudes y las habilidades que utilizan lectores
expertos y aprendices ante esta situación, que consideramos bastante
corriente para cualquier tipo de lector y lectura. Además de explorar las
distintas estrategias que utilizan los expertos para minimizar y superar el
problema, presentamos un ejemplo virtual de lectura y ofrecemos algunas
orientaciones didácticas para los docentes que acompañan y guían a los
aprendices de lectores en el aula.
LECTORES
EXPERTOS Y APRENDICES
En apariencia, la dificultad de las palabras
desconocidas sólo afecta a las personas, aprendices o no, jóvenes o adultos,
que leen poco o nunca. Al carecer del hábito de lectura, éstas sólo dominan
un vocabulario limitado
-el
de la conversación oral-
y tienen muchas posibilidades de encontrar bastantes vocablos desconocidos en
un texto
-los
del registro escrito. Al revés, los grandes lectores gozan
-¡y
hasta tienen necesidad!-
de lectura, han devorado una gran cantidad de textos durante su experiencia
lectora y, en consecuencia, disponen de un repertorio léxico amplio y
variado. Raras veces tropiezan con léxico desconocido y tampoco supone una
dificultad relevante, puesto que es escaso, aislado y no impide la
comprensión global del texto. En definitiva, la lectura facilita la
adquisición de vocabulario y éste fomenta la lectura, de manera que se
constituye un círculo vicioso difícil de romper.
Pero con algo más de
ductilidad y atención veremos que esta explicación resulta cuando menos
ingenua y simplista. Encontrar expresiones desconocidas (palabras hoy poco
frecuentes, palabras de nueva creación, términos específicos de una
disciplina, préstamos de otros idiomas, siglas de organizaciones, etc.) es
muy corriente en el mundo discursivo y alfabetizado actual, a tenor de la
evolución que ha experimentado la sociedad. Se han multiplicado las
comunicaciones escritas (computadoras, correo electrónico, redes virtuales,
revistas especializadas); la ciencia se desarrolla a un ritmo acelerado (crea
conceptos y términos nuevos); la necesidad de interdisciplinariedad
educativa, científica y técnica exige que se conecten campos antes
teóricamente alejados y desconocidos entre si; la globalización nos mantiene
informados de los eventos que ocurren en cada rincón del planeta (con otras
realidades que requieren palabras distintas); las lenguas y sus respectivas
comunidades entran en interacción continuada (se influyen, se prestan
expresiones y formas lingüísticas), etc. De manera que lo habitual para todo
tipo de lectores es haberse de enfrentar con una cantidad quizá limitada,
pero nada menospreciable de vocabulario neológico, técnico, exótico y hasta
extranjero. Periódicos, revistas, novelas, ensayos, instrucciones y trípticos
publicitarios incluyen forzosamente léxico heterogéneo y novedoso que
difícilmente puede ser conocido por el lector más experimentado y poseedor de
la competencia léxica más amplia.
En este contexto, la
diferencia entre lectores expertos y aprendices no radica en la cantidad de
vocablos desconocidos que pueden encontrar ambos en un texto, y en la
dificultad que este hecho pueda plantear a la comprensión, sino en la
actitud, las habilidades y el comportamiento cognitivo que saben o no saben
desarrollar unos y otros. Los grandes lectores están acostumbrados a
enfrentarse a esta situación, que consideran habitual e independiente de sus
conocimientos y habilidades. Quizás por su experiencia, han aprendido a
comprender textos con palabras desconocidas, a comprender el significado
global del discurso pese a esas sombras léxicas. Saben que no todas las
palabras de un escrito tienen la misma importancia, que no es necesario leer
siempre palabra por palabra, que las palabras no tienen un único significado
cerrado, que cada contexto puede cambiar el valor de una palabra teóricamente
conocida, o que la frontera entre palabras conocidas y desconocidas resulta
tremendamente escurridiza. Han desarrollado técnicas para inferir o intuir el
significado de algunas palabras a partir del contexto, para prescindir de los
vocablos desconocidos y concentrarse en el resto del texto, etc. En
definitiva, estos lectores expertos están preparados para manejar expresiones
desconocidas, para enfrentarse a textos siempre nuevos o difíciles que
presentan obstáculos a cualquier lector.
Desde esta perspectiva, las
diferencias entre expertos y aprendices son incluso mucho más profundas. La
actitud de los expertos demuestra que poseen una conceptualización más
realista y refinada de la comprensión lectora
-aunque
quizá sea subconsciente. Leen a partir de sus conocimientos previos, que van
modificando paulatinamente con las aportaciones del texto. Saben que el
significado no está contenido en el texto, sino en su cerebro, en lo que ya
saben, y que el texto sólo aporta unas 'pistas', unas 'sugerencias' para
mejorar lo que ya conocen. Leer consiste, de este modo, en poder integrar los
datos del texto en el universo de conocimientos del lector.
Al contrario, la actitud de
los aprendices delata una concepción muy pobre de la comprensión lectora y de
la comunicación escrita. Sugiere que piensan que el significado está
encerrado en el texto, del mismo modo que un animal en una jaula o un regalo
en la caja o en el envoltorio de presentación. Leer consiste en abrir la
jaula o en desenvolver el paquete. Incluso el significado total del texto se
reparte equitativamente entre todas las unidades léxicas que lo componen, de
manera que deben leerse todas en el orden establecido y no se pueden saltar
las desconocidas sin perder el hilo de la comprensión.
PALABRAS
IMPORTANTES
Efectivamente, los lectores
aprendices creen que tienen que descifrar todas las palabras de un texto para
comprenderlo. Sea porque sólo saben leer palabra por palabra, porque les
molesta desconocer un vocablo, o quizá porque tienen la impresión o la manía
de que, si no adivinan lo que quiere decir, no entenderán nada, el caso es
que se detienen en cada palabra desconocida y no siguen hasta haberla
descodificado. Además, como suelen tener pocos recursos para deducir con
rapidez el significado de la palabra, acaban consultando el diccionario y
arriesgándose a elegir una de las numerosas acepciones de la palabra. Esta
operación ocupa dos o tres minutos cada vez y, en conjunto, la comprensión de
un texto relativamente corto puede requerir una pequeña eternidad.
La aproximación al texto
que realizan los aprendices es mecánica y lineal. Al leer palabra por
palabra, están más preocupados por los vocablos (por los árboles) que por los
párrafos o los apartados (por el bosque). Avanzan paso a paso y conciben
todas las unidades léxicas o discursivas que componen el texto en un mismo
nivel o grado de relevancia. Carecen de la sensibilidad para discriminar las
palabras importantes de las irrelevantes, las ideas importantes de los
detalles, los núcleos de la periferia. Todo tiene un mismo color y valor.
Los lectores expertos se comportan de forma
distinta. En primer lugar, hacen una lectura rápida del texto completo
-en
diagonal o skimming-,
antes de dedicarse a interpretar un fragmento corto o a deducir el
significado de algún vocablo que pueda resultar difícil. Así construyen una
primera hipótesis provisional del sentido del escrito y, según ésta, pueden
decidir cuáles de los puntos o aspectos que no han entendido en la primera
lectura (palabras, frases o párrafos enteros) tienen interés y merecen que se
les dedique tiempo y atención. Seguidamente deciden cuál es la estrategia más
adecuada para resolver las dificultades específicas de comprensión que se
presenten
-lo
cual sugiere que disponen de una gama variada de recursos-
y la aplican. Al final, según la interpretación parcial que hayan hecho de
cada punto, verifican y corrigen la hipótesis inicial. Este proceso cíclico
puede repetirse tantas veces como haga falta.
Una de las diferencias
relevantes entre las actitudes de expertos y aprendices consiste en
comprender el texto como una hilera de unidades idénticas, o como una
estructura jerárquica con apartados, expresiones y palabras más y menos
importantes. Cada escrito contiene un conjunto reducido de palabras clave,
que son las que designan los objetos o las ideas de lo que trata el discurso
y que son imprescindibles para entenderlo, y otro conjunto mucho más amplio
de vocablos con grados variados de relevancia. En este segundo caso, pueden
ser palabras que ejemplifiquen una idea, que expandan comentarios laterales
o, en definitiva, por decirlo metafóricamente, que rellenen el pollo. Desde
este punto de vista, una de las habilidades de los lectores expertos consiste
en poder identificar los vocablos relevantes, en dedicar atención a
comprenderlos, y en no preocuparse por la comprensión de los que son
irrelevantes en el conjunto del texto.
En general, podemos
identificar las palabras importantes a partir de algunas 'marcas' explícitas:
suelen repetirse varias veces en el texto, pueden estar señaladas con algún
distintivo (negrita, cursiva, mayúscula, etc.) y, lo que es más importante,
aportan un significado que resulta esencial para el texto:
PALABRAS
IMPORTANTES
|
PALABRAS POCO
IMPORTANTES
|
·
Designan entidades (objetos, conceptos, ideas, etc.) centrales en el texto
(tesis, tema principal, etc.).
|
·
Designan entidades laterales (ejemplos, anécdotas, comentarios marginales,
etc.).
|
Aparecen en las
posiciones relevantes del texto (título, subtítulos, índices, abstracts,
síntesis, conclusiones, inicio de párrafo, etc.).
|
Aparecen en posiciones
secundarias (interior de párrafos, ejemplos, notas, etc.)
|
Aparecen repetidamente.
|
·
No se repiten.
|
Suelen marcarse
verbalmente con procedimientos discursivos (definición, matizaciones,
comentarios, etc.)
|
Carecen de comentarios
o especificaciones.
|
Pueden estar marcadas
gráficamente con recursos tipográficos (negritas, cursivas, mayúsculas,
etc.).
|
No suelen estar
marcadas.
|
Con la identificación de las
palabras importantes del texto, se consigue reducir el problema de las
expresiones ignoradas en una proporción muy importante. Obviamente, tiene
escaso interés dedicar tiempo descodificar las palabras desconocidas y
irrelevantes de un escrito, si el objetivo de la lectura es la comprensión
global del mismo (no entramos ahora en otros tipos de lectura, cuyos objetivos
puedan ser más exigentes: análisis formal, comprensión de detalles, etc.). Por
otra parte, las palabras importantes de un texto, precisamente a causa de esta
condición, suelen merecer más atención en el texto: los autores ofrecen más
datos de ellas (definiciones, ejemplos, contextos de uso, etc.), de manera que
son mayores las posibilidades de poder comprenderlas sin ayuda de conocimiento
previo.
ESTRATEGIAS
PARA COMPRENDER PALABRAS DESCONOCIDAS
Con los vocablos relevantes identificados, el
siguiente paso consiste en desarrollar estrategias para poder inferir su
significado. Evidentemente, buscar en el diccionario no es ni la única técnica
ni la más corriente o eficaz. La mayor parte de las ocasiones en que
utilizamos receptivamente el lenguaje no tenemos a mano un diccionario para
buscar todo lo que sea nuevo. Actuamos de un modo mucho más sencillo:
conocemos el término a través de otra lengua, recordamos palabras que se
parecen a la desconocida o que pueden formar parte de la misma familia
semántica, intuimos
-de
la forma que sea-
lo que quizás quiera transmitir, analizamos su contexto lingüístico, etc. La
mayoría de estas estrategias son mucho más económicas que consultar el
diccionario, puesto que requieren sólo la capacidad de saber aplicar los
conocimientos previos del lector, de saber relacionar informaciones
procedentes de campos o ámbitos diferentes, o poder desarrollar una cierta
conducta intuitiva o investigadora. Desde otro punto de vista, se trata de
estrategias o comportamientos naturales, en el sentido de que los utilizamos
para inferir significados en otros contextos: en la comprensión oral, en la
comprensión de segundas lenguas, durante la adquisición lingüística en la
niñez, etc.
La siguiente lista no
pretende ser exhaustiva y ordena las estrategias por grado de eficiencia
(primero las más rápidas y fiables, al final las que requieren más tiempo y
reflexión):
ESTRATEGIAS PARA COMPRENDER PALABRAS NUEVAS
1.
Morfología.
Al no ser las palabras las unidades mínimas con significado de la lengua,
podemos analizar su composición morfológica (lexemas, afijos). Por ejemplo, la
palabra infotocopiable no aparece en el diccionario y quizás pueda ser la
primera vez que la leemos, pero no ofrece dificultad, puesto que podemos
descomponerla en los lexemas foto y copia y los afijos -in y -ble, y su
significado deriva de estos componentes. Del mismo modo, amarillenta procede
del adjetivo amarillo; fraudulenta de fraude y desgarbado de garbo.
2.
Valor del contexto.
Una palabra nunca aparece sola o descontextualizada, sino alrededor de otras
palabras que forzosamente forman un contexto o un hueco gramatical y semántico
para la primera. Podemos rastrear las fronteras de este hueco y construir una
hipótesis sobre el significado de la palabra desconocida. Inferimos fácilmente
datos sobre la forma gramatical de la palabra (categoría, flexión, régimen,
etc.), sobre su subcategorización (+/ animado, +/ humano, +/ abstracto,
etc.), sobre su valor sociolingüístico (registro, género, uso, etc.) o sobre
sus connotaciones (positivo / negativo, tono general del texto y del fragmento
en que aparece el vocablo en cuestión, modalidad de la frase, etc.).
3.
Otros idiomas.
En algunas ocasiones (L2, textos de ámbitos especializados), podemos buscar
paralelismos con palabras o términos de otras lenguas. Entre lenguas
indoeuropeas y, sobre
todo, románicas, es un recurso bastante rentable.
Por ejemplo, las palabras alemanas das Problem, Pädagogie o
anonym son equivalentes a las españolas correspondientes. El catalán
llur equivale al francés leur o al italiano loro, y el
polaco weterynarza significa veterinario.
4.
Diccionario.
Consiste en el último recurso, por ser el más lento y exigente en cuanto a
habilidades y conocimientos específicos. No es este el lugar para detallar la
lista extensa de operaciones (saber buscar en una organización alfabética,
conocer las convenciones lexicográficas barras, número de acepciones, etc.) y
datos lingüísticos (formas gramaticales que pueden o no ser entradas de
diccionarios cantar / cantaba / cantado, tipos de información que contiene,
tipos de diccionarios, etc.) que requiere una consulta eficaz de diccionarios.
Cabe destacar que esas
cuatro estrategias no son excluyentes entre si, sino que pueden utilizarse al
mismo tiempo, en las situaciones ente esto sea posible por las características
de la palabra desconocida. De hecho, el proceso de inferir una palabra
desconocida sigue en parte el orden anterior de estrategias, como podemos ver
gráficamente en el siguiente esquema:
En el punto de palabras con
significado deducible se incluyen todas las palabras desconocidas e
importantes, cuyo significado puede ser inducido a partir de las tres primeras
estrategias del listado anterior. De este modo, se reduce todavía más el
número de palabras que deben ser consultadas en un diccionario.
EXTRAER INFORMACIÓN
DEL CONTEXTO
Para finalizar, vamos a
explorar con detalle la segunda estrategia, referida al uso de la información
del mismo discurso. Dijimos que los lectores aprendices raramente saben
aprovechar los contextos lingüístico y extralingüístico para descifrar una
palabra desconocida. Al depender de la lectura lineal, carecen de la capacidad
de saber usar informaciones procedentes de otros lugares del mismo texto; sólo
saben usar los datos aportados por el texto hasta el punto en el que aparece
la palabra en cuestión.
Al contrario, los expertos
pueden utilizar todos los datos que incorpora el texto para inferir el posible
significado de una laguna léxica. Cuando se encuentran con ella, formulan
mentalmente una hipótesis inicial y aproximativa de lo que puede significar
aquel vocablo, la cual sólo tiene el objetivo de facilitar la continuación de
la lectura completa del texto. Dicha hipótesis se formula con la información
gramatical y semántica de las palabras que se encuentran en el entorno
inmediato de la desconocida; y tiene la forma, en muchos casos, de un posible
sinónimo lingüístico válido para aquel contexto, que el lector utiliza en su
memoria de trabajo durante la lectura. Además, la continuación de la lectura
permite comprobar la veracidad de la hipótesis inicial o ofrece datos para una
reformulación más precisa (en el caso que la palabra desconocida sea
importante, su segura reaparición aporta otros contextos en los que verificar
las distintas hipótesis formuladas). En conjunto, los expertos saben utilizar
cualquier información o detalle que puedan extraer de algún lugar del texto
para descifrar las partes que no comprenden del mismo, buscando siempre la
coherencia lógica que se le supone.
El siguiente
ejemplo puede permitirnos comprobar la anterior especulación y analizar
nuestros propios procesos de inferencia. En la siguiente noticia, elegida
especialmente para la ocasión, hemos sustituido de manera sistemática dos
palabras básicas del texto por dos supuestos vocablos poco conocidos del
léxico español, cuyo significado el lector deberá inferir a partir del
contexto:
Fijémonos que las dos
palabras elegidas oscurecen absolutamente la noticia que, por otra parte, no
ofrece otras dificultades reseñables de comprensión. Aunque se trate de un
género discursivo corriente (noticias breves), que puede ser asequible a todo
tipo de lectores, las dos palabras modificadas abren y cierran el significado
del escrito e impiden comprender el tema concreto del mismo. Probablemente,
los lectores aprendices abandonarían el texto después de una sólo lectura,
completa o parcial, con la sensación de fracaso. Al contrario, los expertos
deben actuar como verdaderos detectives, rastreando el texto arriba y abajo,
recogiendo pistas y detalles que, uno a uno, puedan configurar el valor
semántico de los dos vocablos. El siguiente esquema sistematiza y ordena todos
los datos que se pueden extraer del texto.
TIPO DE INFORMACIÓN |
tomblatal
|
tali
|
Datos
gramaticales:
|
sustantivo
|
sustantivo
|
masculino, singular
|
femenino, singular
|
|
palabra larga (9 letras)
|
palabra corta (4 letras)
|
|
Contexto
discursivo:
|
un importante tom. de tali
tali de tom. por parte del
tom. de tabaco en Galicia
los datos de este tom.
el tom. podría ser
mucho más amplio
otras partidas de tom.
|
tom. de tali detectado
3
6.000kg de tali de tom.
cantidades importantes de tali
importada por
esta tali se vendía
|
Palabras
relacionadas
|
red, datos, operación,
sospecha, camuflar, partidas
|
confiscación, vendidas,
excedentes, revendidos, ilegal, etiqueta de origen
|
Conceptos
relacionados:
|
se hacen redes de tom.
están implicados industriales y hoteleros
no parece legal
guardia civil, Aduanas, ministerio de Sanidad
etc.
|
el ministerio de Sanidad la confisca
se guarda en frigoríficos
se compra por toneladas
FORPPA la importa
los hoteles la tienen
los cuarteles la compran
etc.
|
Sólo con estas informaciones
ya se puede deducir que tomblatal es algún tipo de acción ilegal, perseguida
por la justicia, y que tali es algún producto sólido, posiblemente de
alimentación, que se vende, se consume y lleva etiqueta de origen. Así, con
esta primera aproximación, ya se consigue una compresión global
suficientemente importante del texto, utilizando sólo la información que
contiene éste, aunque todavía no se sepa exactamente cuál es el referente
concreto de los dos vocablos.
Por otra parte, un lector
experto también aprovecha su conocimiento enciclopédico no lingüístico (su
experiencia del mundo, sus conocimientos culturales, etc.) para comprender. En
este caso un lector español es muy probable que recuerde que las actividades
referidas al tabaco en Galicia suelen o solían ser contrabando (sustantivo
masculino singular), con lo que ya ha resuelto una de las palabras en
cuestión. Con lectores no españoles o sin conocimiento de este hecho, las
palabras relacionadas con el concepto (red, detectar, camuflar, guardia civil,
ilegal, etc.) conducen inevitablemente hacia el mismo significado.
Respecto a tali, el enigma
se resuelve fácilmente si se puede expandir la sigla FORPPA (Fondos de
Ordenación y Regulación de Precios y Productos Agrarios), que conduce a un
producto comercial comestible, almacenable en frigoríficos y agrario. También
con lectores que puedan desconocer esta institución española, no resulta
difícil encontrar un producto que reúna las características de anteriores
(excepto agrario), y que pueda ser susceptible de contrabando. En las dos
opciones, sólo puede tratarse de carne.
En resumen, hemos esbozado-¡quizás
a veces de una forma un poco caricaturesca!-
la manera como leen los lectores aprendices y los expertos, y también la forma
como unos y otros se enfrentan al problema de las palabras desconocidas. Lo
más importante de esta reflexión consiste en tomar conciencia de que es
necesario ayudar a los lectores aprendices a inferir el significado de las
palabras difíciles por vías naturales; que es necesario enseñarles a buscar
pistas contextuales, como en el ejemplo de tomblatal y tali; que tienen que
limitar el uso del diccionario a los casos imprescindibles. En definitiva, no
se tendría que olvidar que, si los árboles no dejan ver el bosque, la obsesión
por comprender todas y cada una de las palabras nos puede hacer perder de
vista el texto completo. Uno más uno no siempre suman dos.
*
Una primera versión de este artículo apareció en la revista catalana Guix,
con el título 'Els
mots i el text' (Guix. Elements d'acció educativa, 170, 49-54,
Barcelona, 1991.
ISSN: 0097-3496).
Esta nueva versión en español, que actualiza y amplia este texto, se publicó
como Cassany, D. "Las palabras y el escrito.", Hojas de lectura, 53,
14-21. Fundalectura. Colombia, 1999. ISSN: 0121-3563.
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